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Mulciber observó con desconfianza ese aquellos hongos de aspecto achocolatado, si bien, Severus le había indicado una y otra vez que eran seguros, no le convencía totalmente tal cosa. Un elfo de confianza los había lavado y, cortado en finas rebanadas, su novio y él estaban en la habitación del más mayor.—Los probaré yo primero.

Severus asintió, Observó como el peliblanco llevaba a su boca varias rebanadas de aquel hongo.—¿Y bien?—Preguntó el Prince con interés al ver como Mulciber lo masticaba y tragaba.—¿Saben bien?

Mulciber entre cerró los ojos.—Saben a nuez, la verdad, es extraño pero.. esta bueno.

El joven de cabellos negros río levemente, y decidió probarlo esta vez, llevo tres rebanadas a su boca, las mastico y tal cual como informó su prometido, había un tenue sabor a nuez.—Hm.. si, esta muy bueno la verdad.—Susurró.—Llevo un par más a su boca.—Este hongo se utiliza para la poción calmante ¿Sabes? Incluso leí, que están desarrollando un filtro para evitar que sientan tu miedo con este mismo ingrediente.

Mulciber suspiró.—Encargaré centenares cuando salga a mercado.

Severus le dio un pequeño golpecito en el brazo y comió aún más del hongo. Raramente la voz había estado callada aquella mañana y le sorprendía tal silencio.—¿Ya decidiste que quieres estudiar?—Preguntó viendo al peliblanco.

Mulciber atrajo a Severus hasta su regazo, haciéndole sentar sobre él.—Bueno, tengo un puesto en el Ministerio asegurado. Así que estudiaré y trabajaré al mismo tiempo pero, tal vez me quedé como aprendiz del profesor de defensa contra las artes oscuras.

El joven enarco un ceja.—¿Aprendiz? ¿Acaso quieres ser profesor?—Casi se burlo.—No le tienes paciencia a los niños, Thomas.

Mulciber frunció el ceño.—No, no digas mi nombre es horrible.—Pidió.—No es tan.. elegante, ya sabes, incluso Julien suena mejor ese ridículo nombre que mi madre me colocó.

Severus le jalo la oreja.—Te dije que me gusta tu nombre.

—Pues.. A mi me gustas tu, Sev.—Los brazos del estudiante de séptimo año, rodearon la cintura del de quinto.—Lo de ayer.... ¿Quieres repetirlo?—Preguntó besando sus labios y deleitándose rápidamente con aquella lengua suave y sonrosada.—¿Si te gustó, verdad?

Las mejillas del joven slytherin enrojecieron, quiso negar pero, fue interrumpido, los golpes a la puerta de su prometido le ayudaron a escapar de un posible avance a lo que realmente Mulciber quería: Sexo.

El slytherin mayor, maldito antes de hacer bajar a su prometido de su regazo y, acercarse con gesto molesto hasta la puerta de su habitación. Al abrirla se encontró con Lucius Malfoy, su prometida y cuatro chicos más de quinto año.—Que quieres?—Preguntó sin amabilidad.—Estoy ocupado.

Lucius, notó a Severus dentro de la habitación.—Mi padre me ha enviado una nota, me ha pedido que te la haga llegar, el lord ha decidió poner su marca el día de hoy y, tienes que estar presente.

Mulciber maldijo ¿Es que acaso no podía tener un maldito minuto de tranquilidad? Maldijo nuevamente el momento en el que había decidido unirse a las filas del lord. ¿Cómo podía disfrutar su relación con Severus, si ahora quien no tenía tiempo era él? Arrebató la nota de la mano del joven rubio y la leyó, reconoció en la misma hoja la letra de su padre.—Estaré listo en quince minutos, espérenme en los límites del Castillo, no sean tan obvios.—cerró con un manotazo la puerta en la cara del grupo, arrugo la nota y la arrojó al suelo.

Severus sintió varias punzadas en su cabeza, casi que percibió algo de dolor, no logró entender por que tal reacción de su cuerpo, aunque si había sentido su estómago retorcerse al escuchar la voz de Lucius.—¿Entonces te veo en la tarde?

El futuro en el pasado I - IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora