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Severus dudo realmente en entrar a la habitación de Mulciber luego de la advertencia que la voz en su cabeza le había dicho. Su prometido le había pedido pasar tiempo a solas en la habitación y bueno, no había logrado encontrar la escusa perfecta para evitarlo, esta vez el peliblanco no quería otro paseo más en el jardín. Tocó la puerta, y Mulciber no tardó mucho en abrir.

—Príncipe, pensé que te habías arrepentido.—Mulciber se había cambiado de ropa al igual que él.—Entra.

Severus analizó la pequeña habitación, mientras entraba a pasos lentos. Tomo asiento sobre una especie de sofá pequeño que había en la habitación, Mulciber se acercó a él sonriente con una enorme caja de regaló.—Gracias.

Mulciber río levemente y beso su mejilla.—Hoy se cumplen dos años desde que nos comprometimos, quería hacer algo especial.—murmuró con cierto entusiasmo, y deslizó su brazo sobre los hombros del más joven.—ábrelo.

Severus asintió, se sintió algo apenado en no tener un obsequio para él, era malo para las fechas y bueno, su compromiso.. no lo consideraba importante. Rasgo el papel de regalo y abrió la caja, habían algunos dulces, una enorme libreta forrada en piel de oso y una caja alargada de terciopelo.—He.. Gracias, yo.. te debo tu regalo pero..

Mulciber negó, bajo su rostro para besar levemente sus labios.—el mejor regalo es que estés junto a mí, príncipe. Te quiero ¿Lo sabes, verdad?—Preguntó.

Severus asintió, abrió la caja de terciopelo y encontró un sencillo collar de plata con una esmeralda guindando como medalla.—Gracias, es.. muy bonito.

—Aunque no creo que tanto como tú.—Mulciber sostuvo el rostro del pequeño chico.—Te amo, y quiero demostrártelo, quiero estar siempre contigo. Casarnos y.. tener una familia.

El estómago de Severus dolió al escuchar los deseos del más grande. Los labios delgados se juntaron con los más gruesos y un pequeño beso inicio. Mulciber sonrió entre el beso con entusiasmo y apreso la pequeña cintura de su novio.

Severus trató de apartarle levemente, más fue imposible. La lengua de Mulciber entró a su boca exigiendo que su lengua rozara la suya, el beso fue húmedo, y agitado. El prince sentía que se quedaría sin respiración por suerte el peliblanco de detuvo.

Mulciber suspiró y se limpió los labios levemente y beso nuevamente los de su novio.—¿Te gusta? ¿Quieres que ayude a ponértelo?—Preguntó.

Severus asintió, su corazón latía con prisa, Mulciber saco la cadena de la caja y la colocó sobre el cuello de su novio, abrochándola en la parte de atrás.—Si, me gusta.. pero, no es necesario que gastes tu dinero en estas cosas, ya me has obsequiado muchas joyas.

Mulciber suspiró.—Eres demasiado hermoso para lucir la misma joya siempre, Sev.—Expresó el de cabello blanco acariciando su mejilla.—cuando quieras algo, pídemelo y te lo daré.

Severus observó los ojos brillantes del quinceañero, asintió y, sintió nuevamente el toque en sus labios. Mulciber cerró sus ojos esta vez iniciando un beso más lento, y el menor sabía que no podía escapar fácilmente. Sus labios tocaron los del Mulciber y lo escucho suspirar entre los besos, pero, se asusto un poco cuando su vio arrinconado en el extremo del sofá con su prometido casi sobre él.

—e-espera..

Mulciber se mordió los labios, se apartó levemente y se peino hacia atrás, mientras trataba de controlar su respiración.—¿Mejor?—susurró aún ansioso.

Severus asintió, y Mulciber no tardó nuevamente en aprensarlo. Los enormes brazos rodearon al chico y casi le hicieron subir a su regazo, Severus se sintió algo incómodo pero, también algo agitado.—¿Q-que estas..?—Se sobresalto al sentir como ambas manos habían bajando hasta su trasero.

El futuro en el pasado I - IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora