4.

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(Sin corrección definitiva).




Eileen dobló con cuidado la ropa de su hijo dentro de una pequeña maleta, ya habían pasado dos días desde que había visitado a sus padres, dos días en los que se había partido la cabeza pensando que hacer. La idea de su padre se había alojado en su cabeza sin dejarla descansar, observó a su hijo dormir ¿Abandonar a Severus? ¿Abandonarlo? Dios no, no se sentía capaz. ¿Cómo dejarle la crianza de su hijo a unos perfectos desconocidos?¡Ella no lo dejaría atrás por una nueva vida! ¡Ella quería una vida con su hijo!

—Debo calmarme.

La pelinegra se habló así misma, su plan hasta ahora era vender la casa, la empresa donde trabajó Tobías le había hecho llegar un cheque con una especie de liquidación por todos los años que su esposo trabajo en esta, así que Eileen abandonaría la hilandera junto a su hijo, alquilaría un pequeño departamento mientras buscaba trabajo, y se mantendría con ese dinero y con la venta de la casa.

—Es lo mejor.

Si, era un buen plan. No necesitaba de nadie, ni de sus padres.

Eileen terminó de guardar la ropa y salió con cuidado de la habitación, ya era de noche y Severus ya dormía. Jean, el amigo de su difunto esposo le había llamado en la mañana para preguntarle como se sentía, y no sólo eso, para invitarla a cenar el próximo fin de semana.

La mujer suspiró, no sabía que había con ese hombre, se veía una buena persona, pero, no quería volver a depender de un hombre nuevamente. La Prince bajo hasta el primer piso para pasarle seguro a la puerta y así, subir nuevamente a la habitación para descansar, pero mientras bajaba las escaleras escuchó como la puerta era tocada.

Eileen se tenso levemente, ya eran pasadas las diez de la noche. Su varita estaba en su bolsillo así que... se acercó a la puerta y la abrió.

Era su madre.

—¿M-mamá? —La pelinegra se sintió sorprendida al verla. Jamás le había dado la dirección de su casa a su madre, o al menos eso recordaba. —¿Qué haces aquí?

Elena respiró profundo e hizo el ademán de entrar, la pelinegra se echo hacia un lado y la mujer mayor entró. —Yo, he venido a visitarte.

Los labios de Eileen temblaron, sin poder evitarlo abrazó a su madre, y cuando los brazos de esta le rodearon no pudo evitar sentirse una niña pequeña. —M-mamá...

—Mi niña—Los ojos de Elena se humedecieron, lleno el rostro de esta con pequeños besos para luego suspirar. —¿Tu hijo... donde esta?

—¿Severus? Está durmiendo, pero...—La mujer sostuvo la mano de su madre y con la mirada le pido que le acompañara.

Elena, se dejó guiar entre aquella casa escaleras arriba, su hija se detuvo en una puerta y la abrió con cuidado, la sangre pura no pudo evitar sentirte nerviosa al poner un pie en la habitación, Eileen le soltó y tomo asiento en la orilla de la cama, palmoteo con cuidado el rostro de su hijo y Severus se quejó en sueños.

—Amor, despierta vamos.

El niño de cabellera negro asimilado se acomodó quedando sentada en la cama. —¿Qué pasa, mamá?

Elena se contuvo de soltar un chillido ¡Aquel niño era igual Eileen! ¡Iguales! —Oh Merlín. —La mayor se acercó y acarició su mejilla, los ojos oscuros de Severus se posaron sobre el rostro desconocido. —Hola cariño...

—¿Mamá? —Preguntó confuso el Snape, ¿Quién era esa mujer? Jamás la había visto en su vida, ni siquiera en la pasada.

—Ella es mi madre, cariño, es tu abuela. —Eileen se estaba conteniendo para no llorar.

Severus le miró nuevamente ¿Y ahora? ¿Qué debía hacer? ¿Saludarla? ¿O que? Jamás había tenido contacto con los familiares de su padre de donde venía, jamás había sabido de ellos ¿Por qué ahora estaban ahí? ¿Todo eso debería a la muerte de su padre?

Elena sonrió. —Hola, Severus. —Elena se hizo un espacio en la cama. —Mi nombre es Elena, Cariño. Eres precioso, eres igual a mamá...

Severus asintió, y Elena rio al pensar que el niño era tímido. Acarició su mejilla por segunda vez y rápidamente noto lo delgado que estaba, muy delgado para un niño de su edad.

—Lamentó haberte despertado, Eileen, cariño, dejemos al niño dormir ¿Sí? —Murmuró colocándose de pie. —Tengo algo importante que hablar contigo.

Eileen asintió, beso la mejilla de su hijo y le cubrió con la cobija. —Sigue durmiendo ¿Vale?

Severus asintió y observó a su madre salir de su pequeña habitación.

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Eileen sirvió una taza se té a su madre y otra a ella para luego tomar asiento frente a esta. —¿Mamá? ¿Qué...?

Elena bebió del té para luego suspirar. Se había llevado una grata sorpresa al descubrir el parecido de su nieto con su hija y aquello le había encantado. —Si bien tu padre no está de acuerdo, yo... aceptó que te mudes a la mansión. —Exclamó. —Y que lleves al niño contigo, estos días... Me dediqué a preparar las habitaciones, tu dormirás en la que siempre fue tuya y Sev, puede dormir en la que esta al frente de tu puerta.

Eileen sonrió sin poder evitarlo. —Mamá...

—Yo, bueno, jamás había desobedecido a tu padre, pero... quiero que regreses a casa, quiero que seas feliz con nosotros, quiero... ser parte de tu vida de nuevo.

Eileen se limpió las lágrimas antes que estas cayeran de sus ojos. —Mamá... No sabes lo mucho que me alegra escucharte, yo... Yo no sabía qué hacer, pero... te juro que está vez no te decepcionare, madre.

Elena estiró su brazo y acarició su mejilla. —Lo sé, mi amor. Lo sé. —Susurró contenta.

Eileen bebió del té, sintió como si sus preocupaciones desaparecieran, el alivio recorrió su cuerpo, aunque su padre era ahora el problema. No quería que él y Severus se toparon frente a frente, no quería que su hijo experimentará un encuentro desagradable. —Gracias, mamá, gracias...

—De nada, mi niña. —La sangre pura terminó su té. —El niño, él... ¿Por qué está tan delgado, Eileen?

La menor respiró profundo, sintió vergüenza al tener que explicarle eso, se sentía una inepta. Había tratado de darle lo mejor a Severus pero...—El muggle no ganaba mucho, mamá y... Sev, bueno, está bajo de peso y.... una vez y regrese a casa conseguiré un trabajo y le compraré pociones para que este en su peso ideal.

Elena sintió una punzada en su estomago, todos estos años su hija había vivido una mala vida, y el odio y resentimiento no le habían dejado ver más allá. —Yo me haré cargó de eso, prepara tus maletas.

—¿Ahora? —Exclamó la bruja.

Elena asintió, lo mejor era que Eileen y el niño entrarán a la mansión mientras su esposo dormía, así, no existía ningún impedimento para que su regreso se viera impedido.

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JASJSKKS

Chalé, a Desmond no le gustará nada esto.

UN MESTIZO EN MI CASA, MALDITA SEAAA EILEEENNNN

Lddkdksksk

Pdt: ¿Qué sucederá? 6u6

Pdt2: ¿xd alguno se dio cuenta que versión ganó? Por qué había dos, en una Eileen se iba con sus padres y vivía con ella y en otra ella se iba con sus padres y moría.

J adivinen cual ganó?

Cha. Cha cha chamán.

Lsskks

Nos leemos pronto

¡Bye!

El futuro en el pasado I - IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora