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Severus no quiso preguntar como de la nada se encontraba en los jardines dando un paseo con James, lo último que recordaba era que se habia recostado a dormir luego de hacer al menos la mitad de sus deberes. El Prince sabía que algo no estaba bien, que había algo extraño pero.. ya lo descubriría.

El jardín era enorme y colorido, James hablaba por los codos y el sólo hacia más que asentir y dar una que otra opinión respecto a lo que decía su prometido. Por suerte, la hora de cenar no tardó mucho en llegar y junto a James se hizo presente en el enorme comedor, al tomar asiento Lucius posó su mirada sobre él.

—Estoy bien.—Afirmó, sabía que era lo que quería escuchar.—No le vayas a decir a nadie.

El rubio resoplo, James se atiborraba de comida mientras que el rubio y pelinegro de cabello largo comían de forma calmada y elegante.—¿Vino mi padrino?

Severus negó.—No era necesario.

—¿Seguro? Sabes que si te sucede algo, la culpa será de la enfermera al no haber avisado desde mucho antes.—Lucius bebió algo de jugo.

Severus trato de ignorar las palabras de su amigo y continuar comiendo, la gran mayoría de los estudiantes en Slytherin hablaban en voz baja, casi, en susurros, podía sentir algunas miradas sobre él, claro, el heredero de los Prince, muchos esperaban cosas importantes en él, la primera era no cagarla como lo había hecho su hermana, Eileen se había casado con un muggle y había vivido por casi una década con este hasta que murió.

—Hola, príncipe.—La voz de un chico mayor desconcentro al sangre pura, Severus observó un chico de cabello blanquecino al otro lado de la mesa, era Mulciber.—No te vi en la mañana ¿Te encuentras bien?

Severus tragó ruidoso, bien, conocía a Mulciber, claro que lo conocía, su padre se lo había presentado en alguna ocasión años atrás, aunque bueno, ser amigos.. No lo eran, pero tampoco eran desconocidos.—He, si.

Mulciber asintió, desde el momento en que lo había visto le habia llamando la atención, jamás había visto un niño así tan.. Bueno, no sabía que palabra utilizar pero lo quería para él, lastimosamente ser amigo de pequeño Prince no había resultado de la mejor de formas, tres eran los años que les diferenciaban, actualmente tenía catorce años y el pequeño once, pero bueno.. sólo tenía que deshacerse de la competencia.

Ojos color miel se posaron sobre James, un ordinario total, si bien era sangre pura, realmente el Prince y ese niño no encajaban en lo absoluto. Severus estaría mucho mejor con alguien como él.

—Si tienes algún problema o si alguien te está molestando puedes decírmelo.

Severus asintió de forma tímida, estuvo tentado a sonreírle pero ese chico le daba algo de miedo.—Si. Yo, gracias.

—No hay de que, príncipe.

James soltó un suspiró al sentirse satisfecho, estaba listo para ir a la cama y dormir durante toda la noche. Por suerte Severus terminó de cenar, se quedaron tonteando un poco en la mesa del comedor, cuando algunos estudiantes comenzaron a retirarse, James de sintió ansiosos ya de irse, quería dormir.

—¡He!—Le gritó de Sirius detuvo a la joven pareja, James y Severus se voltearon para ver al Black, el Gryffindor estaba acompañado.

Lily se peino el cabello de forma nerviosa mientras se detenía junto a Sirius, Remus también se veía nervioso más no comento nada.

—¿Ya van a dormir? Que aburridos son, los íbamos a invitar a dar una vuelta por el castillo ¿quieren ir?—Black sonrió de forma convincente.—Vamos, será divertido.

El sueño pareció haberse ido porqué James dio un brinco por la nueva aventura, se giró para observar a Severus pero los ojos negros de su prometido estaban fijos en los verdes de la niña pelirroja.—Severus..—Murmuró interponiéndose entre la vista de este y ella.

El futuro en el pasado I - IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora