• PARTE 091 •

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Osaka, Japón. 01 Febrero 2015

A unas semanas de haberme casado y hacer una vida hogareña, he recibido correos de algunos accionistas del sitio felicitándome por el arduo trabajo que se ha estado haciendo en el sitio, junto con Shia Lebouf. Todos aquellos han recuperado al menos más de la mitad de sus inversiones generales, me bastó un día para aclarar y entregar el dinero a Shia, el dinero correspondiente al supuesto proyecto de Daegu, aún recuerdo a Taehyung siguiéndome por toda la casa molesto porque hablaba durante todo el día con alguien por teléfono, en eso no ha cambiado.

–¿Escuchaste el artículo que habla sobre los Min? –mi ahora esposo veía el noticiero en su laptop sentado en la cocina como todos los días, desayunando–. Es increíble lo que ha hecho esa familia, tienen mi respeto.

–¿Qué hay sobre ellos? –entré al sanitario a cepillar mis dientes.

–Han adquirido una sociedad que ha incrementado su capital, posicionándose como una de las familias más emprendedoras de Busan.

Me alegra mucho aunque se hayan mudado a su ciudad de origen.

–Muy bien, me alegro por Suga. –dije saliendo del sanitario–. Date prisa, Tae, llegaremos tarde al aeropuerto.

–Sigo en desacuerdo por volver, Hann.

–¿Por qué? Hemos hablado mucho sobre esto, tú, yo, tus padres, mi padre…

–No me gusta que no podamos vivir juntos en Seúl. –se cruzó de brazos–. Seguir los estereotipos de familia en una sociedad tan arraigada y conservadora, es un asco.

–Oh, wow… ¿qué fue eso?, pareciera un discurso para UNICEF.

–No me quiero separar de ti, no quiero dejar a mi esposa. –parecía correr hacia mi derribándome en el sofá más cercano–. Extrañaré tu comida, tus regaños –quitó el cabello sobre mi rostro–. Y esto… –bajaba su mano para tomar uno de mis muslos y abrir mis piernas.

–No tenemos tiempo, Taehyung. –reí, no se podía hacer nada más cuando él adoptaba esa posición–. Vamos, si perdemos el vuelo estaremos en problemas.

–Es ridículo tener que hacer lo que dicen nuestras familias. –se puso de pie dejándome el paso libre para hacer lo mismo–. Estoy casado y soy un adulto, podría castigar a mi propio hijo.

–Uhm… –caminé hacia las escaleras.

–¿Oíste lo que dije? HIJO, HIJOS. –parecía seguirme levantando la voz–. HIJOS NUESTROS.

–Olvídalo, cariño. –negué por milésima vez en nuestra corta luna de miel–. Seguiré tomando mis pastillas hasta que sea el momento.

–¿Cómo diablos sabrás cuando es el momento?

–Hey, no uses ese vocabulario dentro de casa.

–Anoche me pediste que dijera malas palabras, amor. 

–Está bien, en la cama sí se dicen malas palabras. –acepté divertida tomando las maletas de la habitación.

–Se me ocurrieron unas palabras muy malas, ven aquí. –me tomó por la espalda de la cintura dejándonos caer sobre la cama.

–¡Taehyung!

–¿Qué ocurre, cariño?

–No podemos hacerlo hoy, no tengo pastillas.

–Es verdad... Tú realmente no quieres tener hijos conmigo, ¿cierto? –decía mientras tomaba haciendo a la orilla de la cama.

–No ahora.

REFLEJO ➳ Kim TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora