Un agrio ultimo dia.
El ballet jamás fue suficiente.
La natación ni el básquet ayudaron.
Los padres de Nayet corrieron con la suerte de que el fútbol drenara su energía pero los míos no, de no ser porque la tía Clara que nos cuidó una tarde y Nayet y yo discutíamos sobre qué ver en la tele, jamás habríamos conocido el maravilloso mundo del boxeo.
Por primera vez sentimos que algo más que la relación de nuestros padres nos unía.
Acordamos que nuestro enojo, impotencia o cualquier sentimiento que nos hiciera explotar sería eliminado de nuestro sistema.
Pero está ocasión es distinta, lo único que siento son los nervios previos a las presentaciones, y las intenciones repentinamente amables de Nayet solo me crean sospechas y teorías un poco Investigation Discovery.
Cambiando de tema, empezaré esto como se debe:
En la esquina izquierda del cuadrilátero, con 1.85 de hipocresía, el príncipe azul de Belmont High, el lobo feroz en mi vida, Nayet Maslow.
En la otra esquina, la maldición roja del príncipe, la bruja que hechiza a la bestia con 1.71 de pura desconfianza hacia su contrincante porque aún no entiende sus intenciones por el cual la trajo, yo, Debrah Baker.
—Un caballero no toca a una dama ni con el pétalo de una rosa.
—Pero yo no soy ningún caballero ¿o sí? —dispara una sonrisa presuntuosa.
Enrolló la venda de protección en mi mano mientras una entrenadora le ofrece los guantes rellenos a Nayet y él los rechaza al igual que yo.
La protección queda atrás cuando de pelear se trata entre nosotros.
Si no hay sangre, no hay diversión.
— ¿Estás enojado? —le pregunto cuando le lanzo el rollo.
—No—envuelve su mano con el vendaje.
— ¿Estas nervioso por las presentaciones?
—Un poco—alza los felinos ojos y me sonríe—. ¿Miedo?
—Conociéndote, tengo miedo hasta que me prepares un sándwich.
—Tenía 11 años y no sabía que el jamón estaba caducado.
— ¡Igualito pase toda una tarde vomitando!
Se ríe.
—Parecías la del exorcista—se pone en guardia y yo hago lo mismo—. ¿Lista?
— ¿Para romperte la cara? Obvio.
Dimos tres pasos adelante y ninguno retrocedió.
Tarde cinco años en aprender a prever sus movimientos, psicológicamente también lo entrené para que esperara de mí movimientos poco arriesgados, así que lo tome por sorpresa cuando me di la vuelta y lance la primera patada que impacta en sus costillas.
—Enviaste la carta de admisión a Yuxtam —esquivo la patada que me lanza de vuelta—. ¿Cómo te fue con eso?
Nayet arremete sin contemplación; la caballerosidad, piedad o género quedan en la esquina de la calle cuando se sube al cuadrilátero.
A duras logro detener el puño que va directo a mi cara pero no el de mi estómago. Cierro la boca para que el aire no se me escape y con la fuerza que me queda le mando la mandíbula para atrás con mi mano.
— ¡Deja de revisar mi Gmail!
Nayet retrocede uno pero yo avanzo dos para lanzar el siguiente golpe que lo noquearía, pero en un movimiento más veloz él tuerce mi brazo hacia mi espalda y pasa su otro brazo por mi cuello inmovilizándome.
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Las verdades de Debrah. |COMPLETO|
Teen Fiction¿Qué esconderá un corazón roto, una cara perfecta y una rencorosa venganza? Iniciado: 12-02-2021 Finalizado: 03-Julio-2022 🌻