Las verdades de Debrah. |COMPLETO|

CAPÍTULO 14.

La verdadera bruja.

Las clases ya habían terminado hace como una hora y como cada jueves: Belmont se encuentra vacío a excepción de los clubes extracurriculares como la banda, las porristas, el equipo de deporte y por supuesto los delegados.

— ¡ALBA, SOSTÉN EL MALDITO PIE DE ANDREA O SI NO YO TE METO EL MÍO!.

Andrea acomoda el pie en el hombro de Alba y esta se aferró a él como si su puesto en el equipo dependiera de ello.

Porque así era.

— ¡A la cuenta de tres saltas y José y Oscar te atrapan! ¿¡Entendieron bien?! ¡La atrapan! ¡No la vuelvan a dejar caer!

Desde el descarado beso de Nayet he estado de mal humor todo el santo día, y no me ayuda mucho que justamente hoy el equipo haga mierda cada movimiento que llevábamos semanas aprendiendo.

Siento que me lo hacen apropósito.

La pelota de futbol llega hasta mis pies.

— ¿Problemas? —Nayet sonríe con descaro y le da una patada fuerte a la pelota, así como yo quería darle a las suyas.

Respirar hondo, morderme la lengua, contar hasta 100... Todos los consejos de libros de autoayuda que Megan me pasó por PDF para no matar a Nayet en este preciso momento no me están haciendo ningún efecto.

Hice la cuenta regresiva y sople con rabia el silbato casi dejando escapar un insulto a través de él.

Junto con Ashley y Nicole dimos unas cuantas piruetas, ellas pararon en la número tres y yo seguí hasta la quita, donde me detuve en seco y me impulse para dar un giro en aire y terminar con un aterrizaje limpio.

Tres aspirantes a porristas me aplauden desde las gradas. Escuche el inigualable silbido camionero de Rafa junto con otros del equipo de futbol.

— ¡Eres perfecta, angelito!

Le guiñe un ojo y di por terminada la práctica. Me adentre a los vestidores para darme una refrescante ducha que me quite el calor y enfrié mis ilegales pensamientos sobre Nayet.

— ¿Quién es la estrella de hoy?—curioseo, viendo como un grupo de chicas están montadas sobre un banca asomándose por una pequeña ventana que da directo al vestidor de los chicos.

Sé que mi deber es informarle al director sobre la pequeña ventana que interceptan ambos mundos y que tal como nosotras lo usamos los chicos también. ¿Qué si eso les incomoda? ¡NOO! Ellas están a gusto sabiendo que los futbolistas nos comen con la mirada.

Así que si disfrutan tanto babear por unos seres llenos de testosteronas y esteroides ¿Quién rayos era yo para quitarles ese gustito?

—Nayet, por supuesto—chilla una.

— ¡Estás loca! ¿¡Qué no estás viendo a papi Ashton?!

Ruedo los ojos divertida.

Una vez terminada la mañana me voy a donde Megan, para dormir sobre la mesa de la biblioteca mientras ella termina de escribir un nuevo capítulo.

Ella me despierta y salimos, yo restregándome los ojos y Megan soltando un sinfín de maldiciones, en un brazo sostiene su laptop y en el otro un montón de hojas; yo como buena mula de carga sostengo su bolso.

Se quita los lentes con frustración y me extiende una carpeta.

—Aquí tienes lo de física e historia. Ahora cumple tu parte —asiento con una determinación temerosa.

Megan Wesley efectivamente es hermosa, un bombón la amiga que me gasto. Su piel cobriza y rizada melena no le hacían justicia a sus aptitudes que eran infinitas. Nadie pensaría que con su aire de madurez, sencillez y naturalidad, fuera taan apasionada cuando se trata de su sueño.