CAPÍTULO 59.

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Arrepentimiento.

—Hola, Debrah.

—Buenos días —saludo con una sonrisa.

—Buenos días, Debrah.

—Buenos días, Patrick.

Las cosas han vuelto a la normalidad en Belmont High bueno, dentro de lo cabe. Lo que hice causó un daño irremediable para muchos, pero en lo que a mí respecta todo estaba yendo de maravilla, nadie me señala ni susurra a mis espaldas. Me conformo con eso.

—Se te ve no tan al estilo de Scream Queens.

Le doy los buenos días a mi rubia amiga besando su mejilla.

— ¿Qué no puedo estar de buen humor simplemente?

— ¿Cuándo el amor de tu vida se fue a otro continente y el cuerpo estudiantil parece una zona de guerra? —cuestiona Diana sacándome una sonrisa—. Si claro, te invito una malteada y así una vemos como la pareja melosa del año tiene otra de sus crisis toxica gracias a tus folletos.

Camino con Diana hasta la cafetería, con la cabeza en las nubes y las mariposas cosquilleándome la panza. Nayet se fue, sí, pero no estoy triste, sé que fue a un lugar mejor donde será alguien grande; espero crezca como una persona buena y deje de ser un maldito.

—Nayet no es el amor de mi vida —me rio.

—¡Ay, por favor! —Truena los labios como caballo—. ¡Si desde que comenzó todo esto Megan y yo ya sabíamos que eran el uno para el otro! 

—Dios me libre.

Estaba por pensar que mi vida cambiaría para mejor a partir de ahora, que ya nada se interpondría para lastimarme teniendo todo bajo control, hasta que Garreth se nos atraviesa impidiéndonos el paso.

— ¡Déjamelo a mí!

Detuve a Diana del brazo.

— ¿Qué quieres? —pregunté.

— ¡Que lo castren! —ladró mi amiga, insistiendo en acercársele.

—Hablar contigo —respondió Garreth viéndome directamente a los ojos, lo cual me hizo tragar saliva al recordar todo lo que pasamos.

— ¿Qué te embrujó, mujer? —gritó Diana

—Será rápido, ve comprándome un helado —le entregue dinero, volteándome a ver a mi ex—. 5 minutos ¿verdad?

—10 —negoció.

Accedí.

Al principio Diana no me quería soltar, por un momento caí en cuento de que esto era una pésima idea pero cuando quise regresar y decirle que no me importaba nada de lo que quería decirme, ya estábamos en las gradas.

—Habla, ¿qué mierda quieres decirme?

—Me devuelvo a Londres —respondió, y por alguna razón me sentí igual que cuando me enteré de su traición.

Otro que se va.

— ¿A qué te coja el chico de las cartas?

—Debrah...

—Debrah una mierda, me rompiste el corazón, no esperes a que te trate bonito. Dime ya que quieres o me largo.

Suspiró.

—Te prometí que cuando me la cobrara de Nayet tu estarías ahí.

— ¡Aahg! —gruñí—, no puedo creer que desperdicie una malteada para esto.

Garreth me detuvo del brazo antes de irme.

—Te interesará.

Me mostró un sobre amarillo, yo sin dudarlo lo tomé para terminar con esto de una vez por todas y no pasar más tiempo junto a él. 

Las verdades de Debrah. |COMPLETO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora