Confundida por el lobo.
«Con un padre que jamás vio tus dibujos y una madre que nunca te esperaba con comida casera después del colegio, a un niño se le dificulta crear emociones positivas. Crece creyendo que nadie lo apreciará de verdad.
Ella lo creía.
No era de tener amigos, los pocos que tuvo la mayor parte del tiempo tenía la sensación de que era por lastima o interés.
Tampoco tuvo una mascota.
Nada con lo cual aferrarse o crear un nexo emocional.
Pero después de lo de anoche, sintió que jamás estuvo sola sino ciega. Ciega por pensar que no le importaba a nadie cuando él siempre estuvo ahí. En caídas y cumpleaños, en navidades y San Valentín arruinados, en el llanto y la alegría, en cada A y F de los exámenes, inclusive en cada corazón roto que tuvo.
Jamás se fijó que él siempre la apoyó.
Pero es tarde, ahora lo entiende. No miró atrás cuando debía y ahora él está delante de ella mientras toman rumbos diferentes.
Desde un principio sabían cómo terminaría, pero aun así lo intentaron.
Todo empezó jugando, de pronto cambió, él se enamoró, a ella le empezó a gustar. Kilómetros de diferencia en el significado de la primera.
Hubo risas, juegos, besos, lágrimas y dolor.
Todo se acabó, ahora solo uno de los dos llora.
Lo último que se dijo: "fue lindo mientras duró" y algo se rompió, una lágrima corrió.
La de ella cuando los papeles cambiaron y ahora él ya no sentía amor.
Llegó tarde cuando otra lo valoró.
Ese, fue el principio del fin.»
Dejo el teléfono a un lado restregándome la cara, me sentía vacía. Mi pecho presionaba y sentí que ya no tenía sentido mi vida después de terminar la novela de Megan.
Tenía una sonrisa mientras lloraba, luego soltaba una carcajada cuando se me partía el alma.
Algo tan contradictoria, doloroso y hermoso que solo puede entender una lectora.
—Tomatito, el pene con patas te vino a buscar —papá abre la puerta y entra casi volando cuando me ve—. ¿Qué pasa? ¿Por qué llora mi princesa?
Me vuelvo una niña chiquita cuando me llama así. Salto a sus brazos para que me abrace, empapando su camisa con lágrimas estúpidas sobre algo que no es real y nunca pasará.
—Es... es que... —las palabras simplemente no salían de mi boca. Cada que intentaba hablar comenzaba a llorar—. Ellos no terminaron juntos.
— ¿Quiénes?
— ¡Los protagonistas!
— ¿Los... que? —Mira la pantalla de mi teléfono—. ¿Le lloras a alguien que no existe?
Asiento con la boca vuelta un puchero. Su mano me acaricia la mejilla limpiándome las lágrimas.
—Siempre me he enorgullecido de lo parecida que eres a mí, pero en momentos como estos, sacas a flote los genes de tu madre: muy hermosa y preocupantemente loca.
Suelto una risa.
—Ya estoy bien. Dile a Nayet que ya bajo.
—Dime la verdad: ¿tú y él...? ¿Ustedes...?
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Las verdades de Debrah. |COMPLETO|
Genç Kurgu¿Qué esconderá un corazón roto, una cara perfecta y una rencorosa venganza? Iniciado: 12-02-2021 Finalizado: 03-Julio-2022 🌻