CAPÍTULO 10.

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Las palabras de un zombi.

Luego de drenar el alcohol en mí sistema bailando, de nuevo estoy en la habitación de Diana, esperando a que Nayet no vuelva entrar.

Observo a las parejas bailar y las envidio, más que todo por querer recuperar la ingenuidad y esperanza de que algún hombre valga la pena y sea sincero.

Envidia de no poder ver al mundo como lo ven ellos, sin tanta mierda, sin tanta falsedad.

Si supiera la Mujer Maravilla que tengo el video que su Batman grabó sin su consentimiento. A la Llorona que vi a su Pennywise besándose con su mejor amiga. O la Hada que su Vampiro me escribe.

Pobre mujer que crea que un hombre es sincero.

Todos ellos me dan asco y ya vendrá el momento que todo salga a la luz.

Desde el poco panorama que me puede ofrecer la ventana logro identificar al hermano de Diana que saca a bailar a una chica con capa roja.

Le doy otro sorbo a la cerveza mientras mis ojos recorren el lugar.

Más lejos, en una esquina oscura del patio, un grupo de marginados están hablando, me enderezo un poco cuando me enfoco en unos de ellos.

—Vaya.

El niño emo está aquí.

«La fiesta se me pondrá más divertida.»

Salgo de la habitación llegando al patio. Garreth sigue de espalda por lo que no era de extrañarse cuando sus amigos al verme se quedaron de piedra.

—Hola, emo.

— ¡Debrah!—da un brinco sorprendido lo cual hace que deje caer su bebida. Retrocedo cuando unas gotas salpican mis pies— ¡Per-perdón!

— ¡AGUARDA!—tuve que detenerlo antes de que se agachara a limpiar mis pies—. No exageres, solo es... ¿Coca? —no sentía lo la efervescencia de la cerveza.

—No me gusta beber.

—Ya veo... —observo su disfraz de El Zorro y me doy cuenta que sus amigos están vestidos de mosqueteros—. ¿Podemos hablar?

El contacto de mi mano lo hace tragarse sus palabras, sus amigos no tardaron en hacerle broma provocando que se sonrojara, aún más.

Camine con él de la mano llevándolo hacia un lugar más tranquilo, no piensen mal, lo lleve hasta el jardín donde no había mucha gente y la música era más baja.

—Ves como sí te vi.

—Me puse un antifaz para eso —se lo quita viéndolo con desprecio.

— ¿No querías que te vieran?

—Quería precisamente que solo tú lo hicieras.

— ¿Y lo hice? ¿Fui la única? —me entra la curiosidad con una respuesta que ya sé—. Siempre me gustó ser la ganadora.

—Pues perdiste. Antes que ti hubo una loca que me abofeteó pensando que era un secuestrador o algo así.

La risa me brota natural.

—Es lindo tu disfraz, me recuerda mi infancia.

—Gracias. No estaba seguro de que me quedara bien—Garreth se frota la nuca con una sonrisa nerviosa.

—No importa qué te pongas, seguirás viéndote adorable.

Lo miro al instante sabiendo que se ha sonrojado e inmediatamente desvía la mirada hacia otra dirección intentado ocultarlo.

Las verdades de Debrah. |COMPLETO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora