CAPÍTULO 47.

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Cenizas.

Una vez ida la tristeza resurge la fuerza.

Me costó un día asimilar las palabras del señor Marcus, adoptar su filosofía con respecto a la muerte y poner en practicar las palabras con las que Lala me levantaba el ánimo.

—Que milagro, no amaneciste con cara de matar a medio mundo —rio ante el comentario de Megan—. ¿Acaso volvió mi amiga?

—Volví yo.

— ¿Y eso es bueno o malo? —Pregunta Megan.

—Ya veremos.

Megan torció los labios, no muy convencida.

—Haremos encuesta popular por Instagram.

Al llegar lo primero que veo es a Nova, no desvía la mirada cuando le sonrío y sigo mi camino a la mesa de la cafetería donde mi equipo de animadoras se sorprende al verme.

— ¡Nuestra líder volvió! —celebró Ashley y Nicole elevó su bebida.

— ¡No estuvo endemoniada! —grita otra—. ¿O sí?

—Sí, y ya me hicieron el exorcismo. Dame las nuevas —pregunto a Andrea sobre los rumores.

A lo cual responde:

—Estas: o de nuevo embarazada —por novena vez en lo que va de año.

—O descubriste que tienes VIH —acotó Alba.

Ya se están pasando.

— ¡Vaya! Y nadie se da cuenta que la cocinera rejuveneció 40 años —satirizo.

—Escuché que terminaste con el nerd porque te enamoraste de Nayet.

Todas volteamos a ver a Clara.

Se hizo el silencio.

Uno espeso e incómodo.

Espere a que fuese alguna broma buscando la negación al rumor en las chicas.

Y al no haberla...

Todas explotamos a carcajadas.

—Hice las paces con él, es todo —les cuento a medias.

—Pregunta —Nicole levanta la mano—. ¿Cómo es que te le resistes? ¡Es un bombón!

De ajo con cianuro.

—Si —secundo Andrea con su típica mirada picara—. ¿Qué carajos le ves al rarito?

Pues, citando a Jessica Rabbit:

—Me hace reír.

— ¡Aaaw! —expresaron al unísono, enternecidas.

Hablamos y chismeamos hasta que la campana sonó y entre a clases con una sensación cálida en el pecho que nunca antes había tenido. Como de felicidad.

En el recreo sigo haciéndome la de oídos sordos cuando de rumores se trata. Intento darle un giro a mi vida al no estar pendiente de lo que otros dicen de mí, sino de enfocarme en las cosas positivas que me rodean como escuchar a mi amiga hablar de la editorial y su libro.

— ¿Te puedes sentar como una persona normal y quitarte de encima de la mesa?

De mala gana me deslizo hasta sentarme a su lado y una bandeja caída de no sé dónde roba la atención de ambas.

—Come —declara Nayet.

—Gracias —digo llevándome un papita a la boca.

Pero al igual que Megan, Nayet voltea verme como si no pudiese creer que fui amable y no di pelea.

Las verdades de Debrah. |COMPLETO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora