CAPÍTULO 19.

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La verdad de Garreth.

— ¿Te gustó la película? —Pregunta Garreth, recibiendo los helados y extendiéndome el de fresa.

—Mucho. No sé por qué Megan dice que la película es una mierda en comparación al libro.

—Bueno, en el libro ellos no terminan juntos.

—A eso se le llama spoiler—bromeo y Garreth palidece.

— ¡Lo-lo siento! ¡Yo no pensé que...!

Mi risa lo interrumpe. «¿Sera su primera cita? » Ya perdí la cuenta de cuantas veces se ha sonrojado.

Dejo de comer el helado cuando sentí mi teléfono vibrar, era un mensaje de Nayet. Quería ignorarlo pero parecía haber algo más que un mensaje adjunto, abrí el chat.

«Cortesía del metiche de Brayden» me sorprendí al ver una foto de él peinándome con frustración y yo quejándome de dolor.

Porque si me dolió.

— ¿Por qué sonríes? —arruga el ceño.

—No es nada—digo con naturalidad—. Diana otra vez le hizo una broma a su hermano.

Volví a ver la foto antes de guardar el teléfono.

—Oye—me acerco más a él— ¿Por qué volviste? Digo, estabas en la ciudad de One Dirección ¿Qué había de malo para que te vinieras a esta pocilga?

Esa pregunta me ha rondado la cabeza desde hace ya un tiempo, como muchas cosas con respecto a Garrett que no terminaban de encajar.

No podía dudar de que me mentía, no parecía de esos.

Pero es mejor prevenir que lamentar; por eso lo investigue, y gracias a Isaac—y sus dotes informáticos—pude descubrir unas cuantas cosillas de Garreth de cuando estudiaba en Belmont.

Notas sobresalientes, ex miembro del equipo de natación, actualmente perteneciente al club de informática, más un archivo completo de las veces que ha ido a detención, uno de los motivos fue por haber tomado foto de un examen y pasárselo a otra sección que lo tendría al día siguiente.

Creo que a eso se refería con que le pagaban por hacer cosas malas. Fuera de eso nada de lo que me tuvieses de qué preocupar.

—Sí, bueno. Es que en mi antiguo colegio recibía muchas cartas de amor.

Ulalá, señor Tenorio, rompe corazones.

—Pero no tiene nada de malo recibir cartas —opino.

— ¡Es que era una escuela para hombres!

La risa me salió en contra de mi voluntad, fuerte y escandalosa. Garreth me miró molesto y de inmediato me cubrí la boca con la mano para contener la risa.

—Disculpa.

Torna la mirada al frente y aprovecho para entrelazar su mano con la mía, al instante me mira con sus ojos marrones bien abiertos.

—Me estoy cansando—le digo en un tono sedoso.

— ¿Qui-quieres ir al apartamento? —Asentí con una sonrisa.

Por suerte el edificio donde vive Garreth no quedaba muy lejos del centro comercial y no me iba a poner de quisquillosa por caminar unas cuadras de más.

Por el camino solo contaba los pasos y pensaba en que una vez lleguemos a su departamento lo primero que haré será quitarme estos malditos zapatos que escogió Nayet, y una vez llegue a casa se los lanzare por la cabeza.

Las verdades de Debrah. |COMPLETO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora