PRÓLOGO

391 21 2
                                    

Siete meses después.

No fue todo como esperaba, pero absolutamente nada, todo acabó siendo un desastre.

Joseph se fue por algún motivo con su familia a Grecia y no volvió a escribirme tras la inmensa pelea de hace varios meses.

Hasta hace 10 días, donde me llegó una carta de la cárcel de Canadá diciéndome que habían encontrado el cuerpo y donde además me amenazaba que si no contaba yo la verdad la empezaria contando él.

''Aura lo han encontrado, el cuerpo, lo han encontrado, no sé cuándo te llegará esto pero no estas segura en Vancouver huye y busca donde mierdas estan las pruebas, como no las encuentres sabes perfectamente como acabara todo, tu encerrada conmigo en esta puta prisión, date prisa, no tardaran en involucrarte a ti también y dalo por seguro que contaré todo, si yo me pudro aqui, estaras tu conmigo''

No tarde en coger todo y pirarme de alli, deshacerme de todo lo que me podia involucrar en ese asesinato donde yo por desgracia habia formado parte.

Por suerte para mí, ahí estaban otra vez mis amigas, en este caso Helena.

Una de mis mejores amigas, la conocí en mi primer año de universidad, aunque tras acabarla ella se dedicó a tiempo completo a seguir su sueño de escritora, supongo que de ahi saqué la inspiración de hacerme yo.

Sin embargo quién diría que yo acabaría viviendo como si formase parte de unos de mis libros.

Ella y yo perdimos el contacto pero nunca dejé de preocuparme por ella, veía todos sus logros incluso que al final acabó siendo actriz.

Tras varias llamada durante esos meses, retomamos el contacto y me invitó a Nueva York con ella para darme un respiro donde yo la contaba que lo había dejado con mi novio porque me partió el corazón, nadie podía saber en qué cojones andaba metida, la carta fue clara huye y busca las pruebas y eso haría.

Y aqui estamos ahora, ambas sentadas en un Starbucks.

Intento dejar todo atrás, pero ¿Cómo lo hago cuando mi cuerpo y alma necesita parte de esa adrenalina?

-¿Hola? Llevas 10 minutos en la misma posición, ¿Sigues viva?- Dijo pasándome la mano por la cara con simpatía.

-Si si, estaba mirando unos correos que me enviaron mis padres-Dije cerrando de un golpe seco el portátil.

Pero bueno supongo que eso será otra historia de las mías.

MIRADAS QUE MATARÁN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora