32. LUNA

13 3 0
                                    

Lo lancé sobre la cama y le sonreí.

Estábamos por primera vez, los dos bien, sin ningún tipo de distracciones, sin problemas, solo los dos juntos.

La única luz que había en aquella habitación era la que la luna nos alumbraba,la cual tenía un suave color azul blanquecino.

Ian estaba tumbado boca arriba mirándome con lujuria, observando con detalle cada uno de los pasos que daba.

Con cuidado y con calma le fui dejando besos húmedos por el cuerpo, primero comencé con el cuello, luego por el torso, el abdomen y una vez llegue cerca de su boxer, note cómo echaba la cabeza hacia atrás, soltando un leve gruñido.

Le mire y le sonreí con lo que él como contestación me agarro de la cintura y me puso a mi en su lugar.

Me agarro de la cintura mientras comenzó a besarme lentamente, coloco su mano en el tirante de mi sujetador y con una sonrisa pícara pregunto.

-¿Puedo darling?- Preguntó con voz ronca.

-Adelante- Respondí con un susurro en su oído.

Sin dudarlo desabrocho mi sujetador, dejando mis pechos al descubierto.

Su mirada, se transformó completamente.

Lujuria, deseo, incredibilidad.

-Oh joder Ainara-Dijo en un gruñido.

Sus manos comenzaron a deslizarse por mis pechos, con delicadeza sin seguir un patrón concreto mientras me miraba a los ojos como si de una obra de arte me tratase.

Sus manos pasaron a bajar por mi abdomen con cuidado acompañadas por su boca, besos suaves iban deslizándose hacia mi entrepierna haciéndome arquear la espalda sin ningún tipo de control.

Mientras tanto yo me mordía los labios ahogando leves gemidos para no hacer ruido, pero con cada beso aún se complicaba más.

Esos malditos labios me volvían loca.

Sus dedos comenzaron a deslizarse al borde de mi ropa interior con cuidado, haciéndome con cada momento desearlo más.

Él sabía lo que hacía, porque tras arquear la espalda él reía y en ningún momento dejaba de mirarme con completa atención.

Sus dedos comenzaron a introducirse poco a poco en mi intimidad haciéndome soltar un gemido delicado pero notable, mis manos agarraban su espalda con fuerza, incluso clavándole un poco las uñas tratando de sostenerme en algo.

Y boom.

Una ola de orgasmos empezaron a pasar como electricidad por mi cuerpo, sus dedos iban moviéndose con más rapidez sin parar, rápidos, ágiles

-Como deseaba esto, tenerte entera y para mí aunque fuese una noche-Me dijo en el oído riéndose.

-Joder Ian si!- Exclamé en un gemido.

Desabroché el pantalón de él y le bajé los boxers.

Jo-der. Mi cara expresó todo lo que mi mente acababa de pensar y Ian se dio cuenta.

-Oh dios- Dije con asombro.

Era más de lo que me esperaba, jamás había visto algo así, era demasiado grande.

Ian se rió y me puso abajo para colocarse él encima de mi.

Lo miré a los ojos y no titubeé en pensarlo dos veces. Quería hacerlo.

-¿Quieres?- Le pregunté sonriendo.

-Maldita sea, ahora mismo es lo que más quiero Ainara- Me contestó besándome con pasión.

Me miró con cuidado, con miedo de romperme y se introdujo en mi.

-Cuando quieras parar dímelo, jamás te obligaré a hacer algo que no quieras- Me dijo con cariño.

-Ahora mismo lo que más quiero es tenerte dentro de mi- Le conteste sin contemplaciones.

Ian sonrió con picardía y empezó a moverse dentro de mí.

Con cada movimiento le sentía más, sus ojos me miraban con cuidado pero también con deseo, queriéndome hacerme sentir suya.

El gruñía de placer, yo gemía y mi espalda se arqueaba más.

Nuestros cuerpos eran uno, y con cada movimiento le sentía más.

Y de repente ambos acabamos en un clímax conjunto.

-Dios mío Ainara- Me dijo tumbándose a mi lado-Eres increíble.

-No te quedas corto darling- Le dije dándole un beso suave en los labios.

La noche acabó, de la mejor forma que podía terminar, era él lo tenía claro, en mi mente no paraban de llegar recuerdos a su lado. Las veces que me hacía reír, su sonrisa, su protección e incluso su egocentrismo me gustaba.

A la mañana siguiente no estaba a mi lado.

No puede ser, este hijo de puta me la ha vuelto a liar.

Le odio.

MIRADAS QUE MATARÁN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora