21. CONFESIONES

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-Perdón por interrumpir pero cariño nos vamos ya- Le dije enganchándome a su brazo.

Ian se separó de la chica enseguida y me miró arqueando una ceja y echando una leve risita.

-No, yo me quedo aun mas- Me dijo Ian sintiéndose el rey del mundo.- No creo ni que duerma en casa hoy.

Eso no iba a pasar.

Mire a la chica, tenía una autentica cara de victoria al haberse enrollado con él, vaya.

La chica de antes.

-Al final te saliste con la tuya, mis enhorabuenas- La dije con cara de asco.- Otra vez será, pero me lo llevo ya.

Escuché unos pasos acercándose a mi por detrás.

Nora se puso a mi lado y empezó a tirarle todos los insultos posible a la chica rubia.

-Si no quiere a su novia, no le puedo hacer nada- La respondio la chica con regodeo y acercándose a Ian.

Nora se la encaró y la rubia retrocedió varios pasos.

-No vas a llegar muy lejos, tu misma y tu Ian te darás la ostia guapo- Dijo Nora mirando a Ian con cara de asco.

-Nora, dejalo, el sabra, vámonos- Dije despidiéndome con la mano mientras cogía a Nora del brazo.

Nos fuimos sin él, no le dimos importancia pero de mi parte, él no se iba a salir con la suya.

Supuse que se la llevaría a su casa, así que pregunté a Helena la dirección ya que llevaban siendo amigos y compañeros de trabajo varios años.

-¿Pero para qué la quieres?- Me preguntó Helena mientras me pasaba la ubicación por el móvil.

-Le voy a hacer una pequeña visita- La conteste frotando mis manos con maldad.

Estaba segura de que el Karma existe pero en esos momentos no me importaba nada, solo borrarle esa cara de engreído.

Estaba volviéndome loca con lo que fuese que teníamos, a veces si y otras no?

-Ojala poder ver eso- Me dijo Yon riendo.

-Vale nosotros nos vamos a dormir ya, llévate las llaves de Yon- Me dijo Helena despidiéndose de mí con un beso.

Cogí el coche y me fui a su casa, estaba bastante lejos, pero con mi buena playlist no se me hizo tan largo el viaje.

Llegué a un chalet, parecía acogedor.

Las luces estaban encendidas así que supuse que estaba despierto.

Empecé a aporrear la puerta como una loca hasta que me abrió.

Estaba en un pijama super gracioso, la camiseta era blanca sin ningún dibujo, pero los pantalones tenían pequeños monstruos por todos lados.

Me miró con cara de asco y se apoyó en el marco de la puerta.

-Servicio de hsbitaciones- Le dije con una sonrisa demasiado falsa.

-¿Que quieres?- Me pregunto sin rastro de emoción.

-Bonito pijama- Le dije con sarcasmo.

-¿Puedo pasar?-Dije entrando por la puerta sin esperar su respuesta.

-Claro, ya estas dentro-Dijo cerrando la puerta detrás de mí.

Lo primero que encontré era una gran sala de estar con todos los detalles en madera, había un gran televisor y al lado una chimenea con un par de trozos de madera quemándose dentro.

La cocina era con el mobilario en negro y lo suficiente grande para una persona.

-¿Y la chica? ¿Os he pillado en mitad del tema? Que lastima- Dije mirando a mi alrededor sin encontrarla y haciendo un falso puchero.

-No está, la deje plantada en cuanto casi Nora nos metio una paliza a mi y a ella.- Me dijo sentándose en su sofá.

-Nora, se pasó, pero estuvo gracioso, mira sirvió para bajarte de las nubes- Le dije riendome y sentándome también junto a él.

-Qué graciosa estás hoy- Me dijo sarcásticamente.

-Siempre querido y por cierto a todo esto...- Le dije aclarandome la garganta.

-¿¡Se puede saber qué narices pasa en tu puta cabeza?!- Le pregunté alzando la voz.

-A mi nada ¿Y a ti?- Me respondió acomodándose sobre un cojín con suma tranquilidad.

-Me dices primero que te partirías la cara por mi y una hora después le estas metiendo la lengua una tía hasta la campanilla, un poco ilógico ¿No?- Le pregunté con una risa de esas que tu dices, me rio por no matarte.

Había pensado en amputarle la lengua cuando les vi, pero luego me tranquilize.

-¿Y?-Me pregunto tan tranquilo.

-¿¡Pero como que y que?!- Le grité recogiendome el pelo con una coleta ya que me estaba entrando un ataque de nervios y tenía calor.

Me miró entornando su sonrisa y una mirada pícara.

-Te has dejado un mechón sin recoger- Me dijo riendo para no darle importancia al tema.

-Mira no te aguanto- Añadí con un fuerte resoplido de rabia.

-No tenemos nada, ¿A ti qué más te da?- Me dijo levantándose y acercándose a mí con indiferencia.

Tenía razón pero aún así.

Auch, eso dolió.

MIRADAS QUE MATARÁN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora