3.TEATRO 28

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-¡Mierda! Tienes contraseña capulla- Me gritó Helena desde la habitación.

Es verdad en ese momento no caí, ves Ainara eso te pasa por ocultar secretos, si no, no te hubieras asustado de que lo abriese.

-Hombre por supuesto, ¿Quién no tiene contraseña?- Le pregunté extrañada.

Eso Ainara tu oculta que apenas quince segundos te da un infarto de miocardio bonita.

-También es verdad, que tonta soy-Respondió riendo llevándose ambas manos a la cabeza.

Pasaron unas horas, recogimos, limpiamos la casa y hicimos la comida tras comer estuvimos viendo una serie, que por cierto no la preste atencion ya que me estaba dedicando a hacerme la pedicura y la manicura una tal Joan, asiática, supuestamente era la que se lo hacía a Helena.

Nos empezamos a arreglar para ir al concierto de su amiga Nora y por desgracia ir con el gilipollas de Ian, espero que hoy al menos se comporte y ni me mire.

Para que mentirnos, menuda mirada tenia, era capaz de ponerte la piel como si te ardiera y que te temblaran tanto las piernas que temieras desplomarte en el sitio.

Por suerte ya había conocido a bastantes como él y a mi eso de las miraditas y chico malo ya no funcionaba conmigo.

Me vestí casual, unos vaqueros y una lencera rosa palo con unos tacones del mismo color de la camisa y me dedique a salir de la habitación e ir al salón a esperar a Helena que siempre tardaba una eternidad en vestirse.

-Espera, ¿Vas a ir así vestida?- Me dijo como si se hubiera quedado en shock al verme mientras entraba al salón.

-Pues sí, ¿Qué hay de malo? No vamos a los Goya- La dije agarrando mi bolso para guardar un par de cosas.

-No son los Goya Ainara, pero para este evento tienes que al menos arreglarte un poco más-Dijo poniéndole a arreglada comillas con sus dedos.

-Que no me voy a cambiar que voy así bien-Le repliqué cruzándome de brazos.

Helena me llevó a mi habitación básicamente tirando de mí, abrió mi armario donde tenía colocada mi ropa y rebusco hasta que encontró un vestido y me obligo a ponermelo.

El vestido no era feo, lo solía llevar a los casinos, era un vestido entallado rojo oscuro más o menos hasta por encima de las rodillas, la espalda estaba totalmente al descubierto.

De hecho lo combine perfectamente con unos tacones negros.

-Ahora si que si, venga que encima llegaremos tarde-Me dijo dándome leves golpecitos con un bolso en la mano para que lo cogiese.

-Mira, voy y me visto asi porque tengo curiosidad por tu amiga esa, si no me quedaba en chándal en casa-La dije con un puchero.

Tras unos minutos en taxi, cuando quisimos llegar faltaban 2 minutos para que empezase el concierto y como explicaros que Helena se tiro todo el camino reprochando que si nos cerraban las puertas por llegar tarde, pensaba echarme de su piso y no volver a hablarme, pero se que lo decia ironicamente, no está tan loca, esperemos.

Pasamos por los pelos y el taquillero nos dijo nuestro palco VIP, los asientos y una tarjeta por si salíamos del palco para cualquier necesidad poder volver a entrar sin problema.

Llegamos a el palco y eso aprecia un bufet libre teníamos comida, bebidas, de todo si lo llegaba a saber me llevaba un tupper.

-Me estoy meando y aun dicen que faltan 10 minutos, ¡Ves, ves! Tanta prisa para nada, voy a buscar unos baños- La dije mientras salía del palco.

Estaba más perdida que un pollo sin cabeza, llevaba 5 minutos buscando un baño y para colmo no habia ningun seguridad ni nada para que me ayudase.

Menos mal un hombre, por poco me meo encima.

-Perd-Dije acercandome a el hombre que se veía de espaldas, no tarde en callarme de pronto.

Ian.

-Yo ahora estoy por entrar, si veo algo sospechoso os lo diré lo sabéis-Le escuche decir hablando por teléfono mientras me acercaba a él.

Pero que coño, ¿Que sospechoso?, ¿Qué dice? Pensé por un segundo.

Esto no me gustaba ni un pelo, tenía que estar alerta y tenía que intentar protegerme, solo había una forma.

-Buenas, ¿Tu no ibas a llegar puntual?El concierto supuestamente tenía que haber empezado hace 10 minutos- Dije poniéndome enfrente de él con regodeo mientras miraba la hora en el teléfono y se lo mostraba.

-Tu misma lo has dicho, debía, pero al igual que yo, tu tambien estas aqui, no creo que yo sea el único que va mal de tiempo o si no que harias aquí-Me dijo levantando la mirada de mi teléfono para mirarme directamente a los ojos.

Tras mirarme varios segundos a los ojos, me recorrió todo el cuerpo con su mirada, desde los pies hasta la cabeza, siendo capaz de hacer que cualquier mujer se desmayase.

Incluso por un momento sentí mis piernas flaquear.

-Llevo aquí ya un rato para empezar y lo que haga o deje de hacer es asunto mío-Le dije acercándome a su oído con delicadeza para provocar esa tensión que tenía cuando le conocí el día anterior.

Note como la mandíbula se le tensaba y la garganta se le secaba, ya que tuvo que tragar saliva un par de veces.

Le dejé ahí sin decir ni una palabra más mientras me iba al baño.

-¿Se puede saber qué coño haces?-Me dijo agarrándome del brazo y girándome de golpe.

MIRADAS QUE MATARÁN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora