Tenía miedo, no me gustaba nada en lo que estaba metida de nuevo y mucho menos sabiendo que si Ian me había engañado durante todo este tiempo, ¿Porque no lo estaría haciendo él ahora?
Ya no solo me preocupaba por las cosas que llegue a sentir por él, sino su familia, toda esta historia.
Mi cabeza me duele, no puedo asimilar todo y mucho menos fingir una sonrisa.
No les conozco de nada y espero que no pretendan que me lo tomé como si de un maldito juego se tratara.
Me costó salir de toda la mierda en la que andaba Joseph, intente hacer borrón y cuenta nueva, ni siquiera soy la misma persona de antes y aun así no ha servido de nada.
Siento que todo lo que pase con Joseph se repetirá y esa sensación es de auténtico terror.
Estoy tumbada en la cama de mi habitación, lo único que me mantiene un mínimo de entretenida son las vistas, mi habitación era totalmente blanca con apenas una cama, dos mesillas de noche y un armario.
Por la ventana podía ver la montaña, era de auténtica película, siempre me gustó esta casa, fue mi casa de la infancia, todos los fines de semana recuerdo venir con mis padres.
Mis padres murieron cuando yo aún estaba en la universidad, en un accidente de coche, era una tarde donde llovía demasiado y un coche se desvió hacia el otro carril. Siempre fui la mimada de la casa ya que soy hija única.
Eran graciosos, ayudaban a todo el mundo, uno de mis recuerdos con ellos fue en esta misma casa, yo iba aún al colegio. Eran unas vacaciones de navidad, mi padre y yo salimos al patio a hacer un muñeco de nieve mientras mi madre calentaba un poco de chocolate caliente para los tres y hacer una noche de películas.
Noto como cae una lagrima por mi mejilla, se que no estarían orgullosos de mí, por eso necesito salir de esto lo antes posible y volver con mis amigas.
El ruido de alguien llamando a la puerta me hace reaccionar y limpiar mis lágrimas rápidamente.
-Puedes pasar-Ofrezco a la persona tras la puerta.
Es Kai.
-Hola ¿Como estas?-Me pregunta con una sonrisa mientras se sienta a mi lado.
-No lo sé sinceramente-Digo mirando hacia abajo.
-Quisiera entenderte, nunca he estado en tu situacion, si quieres puedes explicarme cómo te sientes y así poder intentarlo- Me dice con tono triste sin dejar de sonreír aun con ternura.
-Mira no quiero ser desagradable contigo, pero necesito tiempo, necesito asimilar todo, siento que todo se vuelve a repetir y no...no podré aguantar toda esta presión de nuevo- Digo sin poder controlar de nuevo las lágrimas.-No puedo Kai, siento que todo lo que hice para empezar de cero, no ha servido de nada, no se si puedo confiar si no- Continúe diciendo hasta que Kai me abrazo.
Ahí me quedé paralizada, todas las palabras se esfumaron de mi mente.
-Vale tranquila, es normal, creo que te he llegado a entender, no pasa nada, no te voy a agobiar ni nada por el estilo, solo quiero que sientas que aquí estás segura, que al menos puedas tener aquí a alguien con la que hablar, tomate tu tiempo.
Yo solo asenti.
Se separó de mí y con su dedo pulgar limpió mis lágrimas.
-Te voy a traer un té ¿Vale? Te sentará bien-Me dijo mientras salía por la puerta.
Hacía unas horas que yo no salía de mi cuarto, eso implicaba no haber visto a Ian.
Quisiera decir que me daba igual, pero no era asi, ni siquiera habia venido a ver como estaba.
Y eso dolía.
Me tomé el té y me quedé dormida.
No se que hora sería cuando note la mano de alguien tocándome el pie.
-¡Joder!- Grite asustada
Ian.
-¿Qué haces durmiendo?-Me pregunta como si fuese un bicho raro.
-¡Dios casi me muero infartada!¡¿Pero tú eres gilipollas?!-Le grité intentando recuperar el aire.- Estoy cansada vete.
-Nos vamos vístete, tenemos que ir a por leña y si esperamos más anochecerá-Me ordenó tirando de la manta que tenía por encima.
-No- Le dije con seriedad.
-Si, ya dormirás o no eso ya como tu veas- Me contestó con una sonrisa pícara de las suyas.
-¿Eres sordo? He dicho que no y no estoy de humor Ian, vete- Dije dándome la vuelta para no verle.
-Me dan igual tus lloriqueos Ainara, tenemos que ir, enfadate lo que quieras pero es hora de que vayas asumiendolo que no eres una cría- Me respondió cruzándose de brazos y mirándome con superioridad.
-¿Mis lloriqueos? Oh vaya, perdón por tener miedo de que puedan volver a intentar matarme, que me hayas mentido, que vuelva a estar en tanta mierda cuando ya lo tenía todo casi solucionado- Le grito levantándome de la cama y acercándome a él.
-Tu sola te metiste en toda esta mierda, empezando por encubrir un asesinato con Joseph, mi familia solo intenta salvarte el culo mientras tu eres una desagradecida y nos culpas a nosotros- Me contesta el tambien gritando y cerrando de un portazo la puerta de mi habitacion.
-No te atrevas, se llamaba amor algo que tu nunca sentirás porque da asco hablar contigo, jamás debí empezar con todo esto en el teatro, ojala no haberte conocido- Le grite.
Su cara, mostró todo, decepción, tristeza, enfado, mucho enfado.
No, no que había dicho.
La rabia habló por mi.
-¿Mira sabes lo que te digo Ainara? Nadie me querrá como tu dices, pero si no es por mi estarías muerta desde hace meses. Ahora mismo ojala te hubiese matado él antes de yo encontrarte- Me gritó saliendo de mi habitación.
Dolor.
Mi pecho ardía, no podía respirar.
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MIRADAS QUE MATARÁN
RomanceHuir de Canadá para irse a Nueva York con una vieja amiga de la universidad y tener una nueva vida lucía muy bien, ¿Verdad? , lo que nadie sabe es el motivo por el que huir no fue nunca una opción para Aura, una chica la cual la vida no le había pue...