41. TARDES

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Ian se me acerco al oído y me susurro lo que esperaba.

El Twistter se quedaba corto.

Ian se tumbó en el suelo con las rodillas flexionadas dejando un hueco desde sus piernas hasta los pies, yo me puse arriba, con ambas manos de Ian cruzando con sus manos, por mi lado izquierdo de la cintura y llegando a agarrarme por detrás hasta el lado derecho.

Ian al sacarme tanta altura, no le suponía algo muy difícil.

Me podía rodear la cintura perfectamente con su brazo.

-¿No entiendo?- Comentó Yon girando la cabeza hacia un lado intentando buscar cómo encajaban las cosas

Debajo de sus rodillas, cruzaba yo mis dos piernas.

Lo bueno de esta postura, era que él cuando quisiese tirando de un lado de mi cintura y mis piernas estar bajo él, me podía dar la vuelta a su antojo.

-Ahora si, ahora si tiene sentido.- Afirmó Yon con un leve movimiento de cabeza entendiendo todo.

-Esperar que falta lo mejor.- Añadí yo.

Le di un golpecito a Ian en el pecho y en menos de un segundo, quien estaba abajo era yo y no él.

-Flipo, yo de verdad que flipo.- Dijo Nora mientras aplaudía.

No se si no me dio vergüenza porque estaba con todos mis amigos y a estas alturas me daba igual o me había bebido tres copas de vino, y todo me resultaba super divertido.

-¡Mi turno!- Grito Kaden emocionado.

Yo misma quise leerle la carta.

-Bueno Kaden, tienes que- Me quede callada.- ¡Jodeme más!

-¿Que que pone?- Preguntó Kaden sonriendo.

-Que te tienes que quitarte la ropa con otra persona de la sala y no vale tu pareja.- Le conteste.

-Ian ven aquí- Canturreo Kaden hacia el.

-No he acabado, aquí pone que no vale del mismo sexo y tiene que ser con la boca.- Dije cortándole toda la felicidad.

-Yo no soy celosa.- Añadio Nora.

-Lo siento Yon, Helena ven aquí.- Ordeno Kaden con su característica personalidad de que le diese todo igual.

Helena se ruborizo enseguida y se acercó.

Yo estaba viendo como Yon no quería ni siquiera mirar, normal.

Kaden con mucho cuidado de no tocar ninguna la cual pudiese cabrear a Yon, fue quitándosela.

Yon no miraba y Nora parecía incluso que lo disfrutara.

Yo no entendía nada, pero como era una simple espectadora me daba igual.

Helena hizo lo mismo con Kaden, el contacto fue mínimo.

Los dos al menos se reían por esa situación y no era incómodo.

Terminaron los dos en ropa interior y justo sonó el teléfono de Kaden.

Era Harry, que Ainhoa y él al final no iban a poder ir porque estaban muy cansados, que lo pasaremos bien.

Una pena, quería sacar información a Harry de sus futuras películas.

Esta vez era el turno de Yon.

-Yo la leo.- Se ofreció Nora.- Tu compañero de la izquierda debe quitarse la camiseta y con alcohol deberá tener impregnado el abdomen, chúpaselo hasta que no quede ni un milímetro de él.

MIRADAS QUE MATARÁN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora