Le comencé a quitar la ropa poco a poco deslizando mis manos sobre su cuerpo.
Él hacía lo mismo conmigo.
-Ainara tenemos prisa- Me dijo entre dientes odiando lo que decía.
-¿Quién ha dicho que no?- Le susurre en el oído.
-Me parece perfecto todo esto.- Me dijo agarrándome de la cintura.- Pero tengo que decirte una cosa primero.
Por favor que no fuese malo, estaba muy agusto, no quería estropear ese momento.
-Lo de anoche con esas chicas, no era lo que parecía, no he besado ni me he acostado con ninguna de ellas.- Añadió dándome un beso en los labios.- Lo juro.
-Te creo, ¿Podemos hablar mejor de esto luego?- Le pregunté mirándole a los ojos intentando no fastidiar este momento.
-No hago nada con nadie porque a quien tengo en la cabeza todo el día es a ti.- Terminó diciéndome.
No sabia que decir me había quedado paralizada.
Así que le conteste con un largo beso dándole a entender que eso me hacía feliz y que yo tampoco quería a otro.
Desde que volvimos de la escapada con su familia, por llamarlo de alguna manera, Ian era mucho más cariñoso y atento conmigo, me gustaba mucho este Ian.
Ambos nos metimos en esa bañera, donde cabíamos perfectamente por separado sin que nuestros cuerpos chocasen.
Pero si nos metimos juntos ahí, no era específicamente para estar cada uno por su lado, si no todo lo contrario.
Cogí el jabón como lo había visto en películas y con cuidado fui repartiendo el jabón por su cuerpo.
No era un momento pasional por decirlo así, si no bonito.
Nos estábamos riendo, tarareando canciones e incluso jugando a adivinar que dibujaba el uno al otro con sus manos en la espalda.
Yo estaba sentada y Ian estaba detrás mío, llevaba el pelo recogido con un moño y así evitar tardar más en secarlo después.
-¡Estate quieta!- Me gritó Ian entre risas.
-¡No puedo me haces cosquillas!- Rei intentando no moverme.
-Una casa, no un cohete- Empecé a decir intentando adivinar lo que me dibujaba.- No, no un coche.
-No Ainara no, llevamos quince minutos, déjalo ya- Me contestó Ian con su paciencia agotada ya.
Me lo estaba pasando muy bien, ojalá pudiera parar el tiempo y quedarme ahí eternamente.
De repente me gire con el amago de hacerle cosquillas, cosa que me resultaba muy graciosa de ver porque siempre se retorcía y parecía un gusano.
Un ataque de cosquillas y risas se formó en esa especie de cubo gigante, no era muy adecuado para hacernos cosquillas, era grande pero no tanto como hacerlo parecer un ring de boxeo.
Vi que él iba ganando y tuve que pensar en cómo debía hacerlo yo.
-¡Para, para!- Me gritó.- ¡Me ha entrado jabón en los ojos!
Ese era mi momento.
Sin que él se diera cuenta, me llené la boca de agua y jabón.
Posdata, no lo probéis, es tóxico y sobre todo, no está bueno.
Y a la que quitó sus manos de la cara.
Una fuente salió disparada de mi boca a toda presión.
-¡Te vas a enterar maldita loca!- Se quejó intentando no reírse.
ESTÁS LEYENDO
MIRADAS QUE MATARÁN
RomanceHuir de Canadá para irse a Nueva York con una vieja amiga de la universidad y tener una nueva vida lucía muy bien, ¿Verdad? , lo que nadie sabe es el motivo por el que huir no fue nunca una opción para Aura, una chica la cual la vida no le había pue...