-¿Kristan?-Pregunte asustada y retrocediendo varios pasos hacia atrás.
Las manos y el cuerpo me empezaron a temblar, el pecho me dolía y me empecé a quedarme sin aire, como si me estuvieran apretando tanto el pecho que el aire no fuese capaz de entrar en mis pulmones.
Sentía un nudo en la garganta y la cabeza empezó a darme vueltas.
-Sabia que estarías aquí, nos vamos Ainara- Ordeno Kristan con el entrecejo fruncido.
Me quedé paralizada, sentía que en cualquier momento podría desmayarme allí mismo.
Note como Ian me empujaba para colocarme detrás de él.
-No se va a ningún lado ¿Quién eres tú?- Preguntó Ian con ese tono frío, pero no sonaba como siempre, sonaba como si me estuviera protegiendo, como si le importara.
En ese momento no podía ni moverme, estaba sumergida en el miedo.
Porque si, mentí, no era de piedra como parecía, tenía mis miedos.
Tenía miedo.
-Eso a ti no te importa, Ainara sal ya- Ordeno y gritó Kristan desde el otro lado de la puerta.
La escena pasaba como imágenes a cámara lenta por mi cabeza.
Todos mis amigos estaban al lado de Ian y mio.
De pronto un brazo pasó por encima de mi hombro para agarrarme con fuerza.
En un abrir y cerrar los ojos estaba agarrada con fuerza por el brazo de Kristan.
En mi cabeza intente, luchar, soltarme de sus asquerosas manos.
Por fuera estaba parada sin hacer ni un solo gesto, es shock con una lágrima recorriendo mi mejilla.
-Sueltala- Escuche a Ian ordenarle con rabia, tenía la mandíbula tensa como nunca antes le había visto, su mano estaba apretada con fuerza hasta que pasó.
Un puñetazo salió disparado.
Para la sorpresa de mis amigos y mia, el brazo no fue de Ian.
Kaden se adelantó y golpeó a Kristan, algo que hizo que perdiese la fuerza por el dolor y soltarse mientras se llevaba ambas manos a la cara.
Mis amigas tiraron con fuerza de mi para volverme a meter a casa y alejarnos de él.
-Vete de esta casa-Ordenó Yon firme.
-No hasta que esa zorra venga conmigo-Dijo intentando entrar a la casa y señalandome con su dedo.
-Ya me has cansado lo suficiente-Añadió Ian soltando otro puñetazo- No vuelvas a referirte a ella así, o te juro por dios que te arranco la lengua y te parto los dientes.
Ian le agarró de la camiseta con rabia y le escupió en la cara.
-¿A quién? ¿A esa puta?- Respondió Kristan con un tono burlón como si le diese igual lo que Ian le dijese.
Harry le metió otro puñetazo, pero esta vez no fue en la cara, se lo dio en las costillas.
Kristan empezó a reírse con maldad con las pocas fuerzas que le quedaban.
Los cuatro se miraron con rabia y a continuación salieron al pasillo junto con el y cerraron la puerta de un fuerte golpe.
Yo seguía sin poder decir nada, solo temblaba y me caían lagrimas de los ojos.
Nora, Ainhoa y Helena se fundieron conmigo en un abrazo y empezaron a acariciarme como si así lograran tranquilizarme.
Tras el estado de shock, solo pude soltar un grito largo como si me estuvieran arrancando el alma.
Las tres se pusieron a llorar tras verme en ese estado.
Nos quedamos bastante rato abrazadas y los chicos aun no habían entrado a casa.
Como si me hubiesen leído la mente entraron los cuatro con las camisetas y los puños llenos de sangre.
No dijeron ni una palabra, Ian se fue directo a la cocina donde había una botella de Whisky sin abrir y empezó a beber como si fuese agua.
Harry, Yon y Kaden se sentaron junto a nosotras y los tres me empezaron a mirar como si se tratase de un tesoro que había sido dañado.
Ian estuvo haciendo ruido en la cocina pero aún no era capaz de levantar del todo la cabeza y mirar a ninguno.
De repente le note enfrente de mi agachado.
-Toma, ese cabron no te volverá a ver ni a tocar un pelo, si no te juro que la próxima lo mato-Me dijo extendiéndome su brazo con una taza de té.
Con mis manos aún temblorosas agarre la taza y trague un sorbo.
Ian mientras tanto estaba sentado en el suelo pegado a mi como si estuviera protegiendo su más preciado tesoro.
-Helena, ve preparando mantas, hoy dormimos todos aquí-Dijo Ainhoa acariciándome el pelo con suavidad.
Terminé la taza de té, que lo más probable es que hubiese pasado más de media hora.
En esa media hora ninguno preguntó ni dijo nada, todos estaban esperando a que la primera palabra la dijese yo para no incomodarse.
Por fin pude levantar bien la vista y todos me miraron con una sonrisa de ternura transmitiendo confianza y paz.
-Kristan, fue mi novio en la universidad, estuvimos siete años juntos hasta el año pasado- Dije por fin siendo capaz de hablar.
Ian levantó la mirada para mirarme directamente a los ojos, me cogió la mano y empezó a acariciarla transmitiendome que no estaba sola allí.
-Me pego una paliza, casi me dejo muerta si no hubiera sido por Joseph- Segui contando mientras mi cabeza viajaba al pasado.
-Los primeros dos años jamás me puso una mano encima, los problemas empezaron a llegar cuando yo quería también pasar tiempo con mi familia y amigos, el solo quería que estuviese con él.-Añadi tras un suspiro.
-Eso se acabó, no volverá a verte, no tengas miedo-Dijo Harry con el ceño fruncido aún por lo que había pasado hace un rato.
-Chicas, ¿Podéis acompañarme un segundo a la habitación?-Pregunté sonriendolas aunque me doliese todo el cuerpo por la tensión que aún tenía.
Me miraron con cuidado como si yo me tratase de un frágil cristal y me acompañaron a la habitación.
Fui a hablar pero Helena intervino antes que yo.
-Abuso de ella-Dijo Helena con lágrimas en los ojos.
-¿Espera?¿Que te hizo qué?-Preguntó Nora como si puro fuego estuviera emanando de ella y fuese a explotar.
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MIRADAS QUE MATARÁN
RomantizmHuir de Canadá para irse a Nueva York con una vieja amiga de la universidad y tener una nueva vida lucía muy bien, ¿Verdad? , lo que nadie sabe es el motivo por el que huir no fue nunca una opción para Aura, una chica la cual la vida no le había pue...