23. AUTODESTRUCCION.

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-No puedo quedarme aquí, me voy, lo siento- Le contesté aproximandome a la puerta.

-Eres una cobarde- Gruño.

-Me da igual, no voy a quedarme con un tío que no sabe lo que quiere y que para conseguir a una chica necesita a otra persona para dar el primer paso- Dije girandome hacia el.

-Aquí la única que no sabe lo que quieres eres tú, yo sé perfectamente lo que quiero y tú también pero no estás dispuesta a sentirlo- Dijo con indiferencia y acercándose a mí con grandes zancadas.

-Exacto, sé lo que siento y por eso me voy-A ñadi empujandole con una sonrisa falsa.

-Eres una cobarde y una mentirosa, eso te acabará destruyendo, tu sabras, pero yo no soy como tu, no voy a huir de lo que siento- Me dijo riendo con su tono de superioridad.

¿Ahora va de chico ofendido, cuando ayer justamente usó a una chica para darme celos?

Típico.

-Por favor ahorrate el teatro, no te creo, el tío que según él puede conseguir lo que quiera ¿Ahora de repente se te va la vida en mi?- Pregunté con una risa sarcástica.

-Llevas claro que se iría mi vida en ti, no exageres- Me contestó con una carcajada

-Puedo conseguir lo que quiera, es cierto, si no, ¿Porque anoche vinistes si no aporreando la puerta?- Me respondió con la misma risa que hice yo.

-Perfecto, pero mantenme lejos de esos objetivos tuyos- Le ordene dándole una palmadita en su hombro con una amplia sonrisa.

-No, gracias- Me contestó guiñandome un ojo.

-¿Por qué tienes que ser tan cabezota? No quiero, no quiero tener lo que sea que esté pasando, dejame- Le grite llevándome las manos a la cabeza con desesperación.

-Porque no- Dijo riendo en mi cara.

-Bueno, me voy ahí te quedas con tus cabezonerias- Dije volviendo a salir.

Ian volvió a reírse.

-Tienes un trozo de patata en pelo- Añadi sonriendo con falsedad.

Me monté en el coche, eran las dos de la tarde por lo que llamé a Helena para ver si estaba despierta.

-Hey girl- Salude poniendo el manos libres.

-Hola bombon- Me respondió Helena contenta.

-Ya estoy yendo a casa, no tardare-La dije mirando por el retrovisor.

Un coche negro, estaba pegado a mi coche por la parte de atras y eso me empezo a poner nerviosa.

-Estamos con Nora y con Kaden en un bar, vamos a comer aquí. Vente.- Me ordeno Helena

-Acabo de venir de casa de Ian, no te alarmes, no hubo nada raro.- La conté riendome.

Claro que no Ainara, solo os besasteis, pensé riéndome por dentro.

Ya claro, ¿Bueno vienes?- Preguntó mientras bebía algo.

-Tengo que cambiarme y ducharme, mandame ubicación y después voy, tardaré una hora y media más o menos.- La conteste despidiéndome.

-Perfecto, nos vemos luego- Dijo Helena antes de colgar.

Como de magia se tratase, el teléfono volvió a sonar.

Ian.

Observé la pantalla y contesté volviendo a poner el altavoz.

-Estoy detrás de ti, ve más despacio, o ¿Hacemos una carrera?- Me retó con una risa malvada.

Me reí y sin contestarle acelere el coche tras darme cuenta que no había nadie en la carretera, solo estábamos él y yo.

Ian me siguió el juego y nos pusimos ambos a la misma altura.

Estuvimos adelantándonos durante cinco minutos continuamente.

El me producía la adrenalina que necesitaba y eso me gustaba.

Por un momento pensé que podríamos tener algún accidente, por suerte no le di demasiadas vueltas y pude disfrutar ese momento.

Su coche era un deportivo negro que lucia bastante costoso, el mio tampoco era barato, esta bien pero si que era cierto que su coche era mas rapido.

Los motores rugieron con fuerza, nuestras miradas en ocasiones se entrelazaron con picardía.

Llegamos antes de lo previsto a casa de Helena y nos bajamos ambos de los coches tras aparcarlos en el parking privado que ella tenia.

-¿Me olvide el zapato a lo cenicienta?- Bromee buscando las llaves del edificio en el bolso.

-De princesa tienes poco, tu serias la bruja malvada-A firmó provocandome una risa demasiado falsa.

-¿Tienes pensado subir?-Le pregunté entrando al edificio.

-Por supuesto darling- Dijo adelantándose a mí y haciendo chocar nuestros hombros.

-Imbécil-Le grite acariciándome el hombro.

-Exagerada- Añadió girándose y mirando con cara de asco.

Subimos en el ascensor, él iba mirando su teléfono y yo mirando como los números iban cambiando a medida que subíamos las plantas.

Pasamos al apartamento y se quitó la chaqueta.

-Me voy a duchar y nos vamos- Le dije pasando a mi habitación para coger la ropa que iba a ponerme después.

-Negativo, nos ducharemos- Me corrigió empezando a desabrochar sus botones.

-Te vas a el otro baño, si no no llegaremos si tienes que esperar a que salga- Le dije asomándome al pasillo para mirarle.

-Tranquila, nos duchamos juntos, no soy pudoroso- Me guiño el ojo adentrándose al baño.

-Que no, tu-tu si quieres te vas a el-el otro, pero aquí me ducho yo y sola- Le ordene nerviosa.

No soné muy convencida ya que mis mejillas se enrojecieron y tartamudee algunas palabras.

-Tu te metes en mi casa, yo me meto en tu ducha- Me contestó con una sonrisa como si él mandase saliendo del baño para coger una mochila con ropa que no me había percatado que llevaba.

MIRADAS QUE MATARÁN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora