29. RAÍCES

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-No- Le contesté con indiferencia.

-Increible- Bufo apagando el coche.

Alexander salió del coche y entró a la casa de Ian sin ninguna preocupación.

¿Pero y este chico?

Yo fui detrás de él ya que no tenía ni idea de que iba a hacer o dejar de hacer.

-¡Ian!- Grito Alexander dirigiéndose a la habitación con grandes zancadas.

Vi como Ian sobresaltaba y se incorporaba en la cama con el ceño fruncido.

-¿Se puede saber que te pasa en la cabeza Alexander?- Le preguntó Ian a su hermano bastante enfurecido.

Yo sin embargo estaba en el marco de la puerta apoyada sin saber que hacer o decir, solo me dedicaba a contemplar la escena.

-Están viniendo a por ti y a por Ainara- Dijo Alexander abriendo el armario y mirándome por encima del hombro.

Entre en pánico.

-¡Joder!- Grito Ian levantándose y dirigiéndose también al armario.

-¿A mi? ¿Por qué? ¿Ian que está pasando?- Pregunte sin entender nada.

Ian se acerco a mi nervioso.

-Calmate, solo escribe a las chicas que nos vamos a algun sitio varios dias, piensa tu la excusa y ahora te explico todo porfavor- Me dijo sujetandome la cara entre sus manos.

-Ainara ¿La casa de Vancouver sigue siendo tuya?- Me pregunto Alexander como si supiese todo sobre mi.

Me empecé a asustar, ¿Por qué Alexander sabía eso?

-Si la tiene, vamos allí, llama a papá y díselo- Contestó Ian por mi dándose la vuelta hacia Alexander.

-¡No!- Grite.

-Explicarme las cosas o juro por dios que no me voy de aquí, me da igual quien venga- Ordene cruzandome de brazos.

-Te explicaremos todo, pero ahora no, rubia- Me contestó Alexander sin una pizca de expresión.

-Alexander callate- Ordeno Ian fulminandole con la mirada.

-Ainara, mi familia no que digamos muy normal y la familia de Joseph, ya sabes quien es, no le tengo que explicar, y la nuestra tampoco es que se lleven muy bien, por eso ahora tenemos que mantenerte alejada- Me explico Ian mientras metia cosas en una maleta.

¿Joseph?

¿Qué está pasando aquí?

-Me estais vacilando- Dije con una risa intentando pensar que era mentira y no era cierto lo que Ian acababa de decir.

-En resumen, Joseph está aquí y ya sabes, te quiere…- Añadió Alexander formando una pistola con su mano y disparandome.

Otra cosa que deberías saber sobre mi, cuando me encuentro en una situación de presión o me agobio, me desmayo.

Lo se, no es muy normal.

Así que si, me desmaye.

Cuando me levanté estaba en la parte trasera de un coche, no era el de Ian, era el de Alexander, el mismo que había visto hace poco, o eso creo.

Había bastante gente, era un coche donde podíamos caber perfectamente siete personas.

Me eché un vistazo a mi misma primero, estaba recostada sobre unas piernas y arropada con una manta.

Me incorporé con cuidado y mire sobre quien había estado mi cabeza.

Era una chica.

-Hola, ¿Te encuentras mejor?-Me preguntó la chica con una amplia sonrisa.

MIRADAS QUE MATARÁN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora