52. PROBLEMAS

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-Tu tanga.- Susurro Izan.- Dámelo.

¿Perdón?

Hazlo Aura, tú solo hazlo- Me auto convencí.

Mire hacia ambos lados de nuestra mesa observando que nadie nos mirase, y con sutileza lo fui deslizando mis piernas abajo.

Le sonreí con lujuria metiéndome en el papel.

Coloque el tanga en la punta de mi tacón y con delicadeza fui subiendo mientras le rozaba con delicadeza dejándolo en su entrepierna.

Izan me miró satisfecho, agarró mi tanga y se lo guardó en el bolsillo.

-¿Por qué lo querías?- Pregunté curiosa.

-La respuesta es fácil, un pequeño obsequio de tu parte- Me dijo desabrochando un botón de su camisa.

-Que romántico- Le dije irónicamente.

-Acabarás siendo mía aunque no lo creas ahora y te hagas la difícil.- Dijo con soberbia.

-Ni en tus sueños más húmedos rubito- Le repliqué riendo.

La puerta de la entrada se abrió de repente, entonces me giré.

Alexander.

No, no mierda.

Me giré rápido para evitar que me viese.

Estaba en una condición bastante ebria se escuchaba como tambaleaba y se daba golpes contra las mesas de la entrada.

-¿Una mesa para uno?- Le escuche preguntar de fondo.

Antes de que Izan le viese tuve que actuar.

Aura, piensa. Piensa joder.

-¿Te quieres tomar la última en mi casa?- Le pregunté a Izan coqueteando y agarrándole las manos para que toda su atención se viese en mi.

-Por supuesto amor- Contestó Izan mostrándome sus dientes en una amplia sonrisa juguetona.

Izan dejó cien euros encima de la mesa, teniendo en cuenta dejarle propina a la camarera.

Me agarró por encima del hombro y salimos por la puerta trasera. Pasando al lado de Enzo y de Kai.

Salvada por los pelos.

Aunque Ian me iba a matar, literalmente a matar.

El me dice Aura no le lleves a casa, Aura no vayas a su casa y ¿Yo que hago?

Llevarle a la mía, genial.

Pero era eso, o que Alexander nos jodiera todo el plan.

-Mi coche, tengo que ir a por él.- Le expliqué.

-Esta bien, te esperó allí.-Me contestó Izan besándome la mejilla.

Eug.

Me meti por la calle donde me explicó Ian, donde se ubicaba la furgoneta.

La reconocí ya que era la única que se veía en la calle.

Entré rápido, no sin antes mirar si Izan me estaba siguiendo.

-Ian- Le dije nada más verle aliviada.

-Me cargó a Alexander te juro que me lo cargó- Me dijo Ian abrazándome.- Le han tenido que sacar Kai y Enzo.

Mire hacia el asiento de la izquierda.

Ahí estaba el cabronazo que casi nos jode.

-Lo siento Aura- Contesto Alexander borracho.

MIRADAS QUE MATARÁN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora