36. MENTALMENTE

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-¿Contexto?- Le pregunté en un estado de shock.

-Te la meto sin pretexto- Me contestó en un tono burlón mientras se reía el solo.

No encima de gilipollas será Don comedias.

Todos los tontos me tocan a mi.

-Bueno a ver el gracioso de turno, ¿Sabes que no tiene gracia verdad?- Le pregunte con mis últimas gotas de paciencia.

-Me da igual, para mi si la ha tenido- Me contestó tumbandose en el sofá.

No te creo lo que está a punto de hacer.

A medida que subía sus piernas encima de mi querido, precioso y con pinta de ser muy costoso sofá.

Plantó sus puñeteros pies encima.

-¿Tú me vacilas?!- Grité acercándome a él.

-Baja tus asquerosos pies Ingleses del sofá idiota- Dije mientras se los empujaba al suelo de un manotazo.

-Esos humos señorita que son altas horas de la noche y hay gente durmiendo no hace falta que grites como una histérica- Me dijo acomodando en el sofá- A no ser que quieras- Dejó caer mirándome de arriba a abajo mientras sonreía.

Por un momento mi mente cuando él me miraba así, se quedaba bloqueada como si entrase de nuevo en una especie de trance.

En ese momento pude observar con más detenimiento su cara y su cuerpo.

Tenia una pequeña barba de dos o tres días, rubia también como el color de su pelo, los ojos eran verdes, pero pude apreciar que sufría heterocromia, un ojo lo tenia entero verde esmeralda, llamaba mucho la atencion, pero el otro tenia la mitad verde como el otro y la otra parte marron oscuro casi negro.

Tenía una mandíbula marcada y a un lado del cuello un tatuaje de una rosa con espinas cruzandola.

Llevaba una cadena no muy llamativa colgando del cuello de color plateada.

El chico era atractivo, eso era cierto pero yo no debía de estar pensándo si lo era o no, Ian es en quien debería de pensar, y no en si este desconocido era guapo o no.

Tentador pero asqueroso.

-No gracias estoy bien así- Le contesté con cara de asco.

-Una pena, dicen que los Ingleses somos los mejores.- Alardeo sobre sí mismo.

Juro que pensé que no podía haber nadie más egocéntrico que Ian, pero estaba claro que me equivocaba y que el destino me mando otro para callarme la boca y tragarme mis propias palabras.

- Por cierto no te acomodes tanto, que en 5 minutos te quiero fuera de mi casa- Enfatice en el mi, aunque no fuese mía, lo empezaba a considerar ya que pasaba yo más tiempo aquí que mi amiga.

-¿El caso, que quieres que te diga de mi? ¿Mi signo del horóscopo como todas lo haceis?- Me preguntó con voz repelente de niño pequeño mimado- ¡Locas, que estáis locas!

-¿Porque estas en mi casa y porque has atracado un banco? y fijo eres escorpio, tu no estas bien de la olla- Le dije mientras cogía una silla para ponerla delante suya y sentarme como si de un interrogatorio se tratase.

En ese momento hablando de la olla,me puse a pensar y la verdad es que yo tampoco lo estaba, estaba en casa, sola, he de recalcar esa parte, con un chico que no conocía de nada, posiblemente asesino y yo ahí tan tranquila.

-Lo primero porque me estaban persiguiendo y eres la única que me ha abierto la puerta y lo segundo que cojones, ¿Por que lo has adivinado?- Me pregunto estupefacto.

-Lo sabía, nunca fallo- Dije cerrando el puño en señal de victoria.

Razón tiene, soy la única estúpida que abre la puerta a alguien con pésimas buenas pintas y sudoroso.

Bueno, era guapo al menos.

No Ainara, no es guapo, piensa en Ian.

-Gracias y ¿Quién es Ian?- Me preguntó apoyándose hacia delante en sus rodillas y entrecerrando los ojos.

Joder, otra vez.

-Nadie de tu incumbencia.

-Osea te llamas Ainara, no eres de aquí, has pertenecido a una mafia, te gustan los gatos¡Ah sí! y se me olvidaba, tienes novio- Afirmo sin siquiera parar a pensarlo con una sonrisa de suficiencia.

Que mal rollo da este tío de verdad te lo digo.

Tenía dos opciones en ese momento, matarlo con el cuchillo jamonero de la cocina antes de que me matase él a mi o quedándome charlando un ratito más.

MIRADAS QUE MATARÁN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora