24. LOS LIMITES

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Salí de la habitación rápidamente y comprobé que estaba buscando la ropa en su mochila, corrí por el pasillo para meterme en el baño antes que él y así poder echar el pestillo y que no pudiese entrar.

El se dio cuenta y empezó a correr también para así evitar que le cerrase la puerta y pasar conmigo.

Gane, llegue primera.

Jodete.

Cerré la puerta de golpe y me apoyé sobre ella para hacer presión ya que aún no había echado el pestillo.

-Negativo querido, me baño sola- Le grite con regodeo acompañado de una gran carcajada.

Eché el pestillo y abri el grifo de la ducha

Él gruñó y dio un golpe en la puerta acompañado de una risa.

-Te la pienso devolver- Me dijo alejándose del baño con una carcajada.

Me quite la ropa y me adentre en la ducha.

A medida que mi cuerpo se iba mojando, a la cabeza se me venían imágenes de la noche anterior.

Sus manos agarrándome por la cintura con fuerza, sus besos húmedos por mi cuello, sus besos y caricias con lujuria y pasión.

Mientras pasaba el jabón por mi cuerpo, iba trazando el recorrido por el cual sus manos, sus labios e incluso su piel me habían rozado.

Al pasar mi mano por el cuello, lo recordaba aun con más detalles e incluso pude llegar a sentirlo de nuevo, aunque no me estuviese tocando.

Era increíble como sin estar tocándome, sus recuerdos me provocaban ese estado.

Continué pasando mis manos por el labio inferior de mi boca, donde sus dientes me habían mordido posteriormente.

Sin darme cuenta solté un pequeño gemido al recordar todas esas sensaciones que él me había provocado, solo él me había hecho sentir así.

De repente Ian aporreo la puerta con fuerza.

-Baja el volumen, tienes vecinos, si estuviese adentro te hubiese tapado la boca con mis propias manos, una lástima desde luego- Me dijo con una carcajada desde el otro lado de la puerta.

Esto no es real, no me puede estar pasando esto a mi, pensé avergonzada.

-Idiota, yo no he sido, aparte no seria por ti, tranquilo- Le grite aclarandome el jabon del cuerpo rapido.

Mentirosa, que eres una mentirosa.

-Ya, seguro, pero da por hecho que yo te hubiese hecho gritar más de lo que crees que gemiste aquella vez en ese estupido juego-Me contestó riendo con su egocentrismo como de costumbre

-Cuando quieras dejar tu jueguecito de negación, te lo demuestro, asi no tendras que estar reviviendo imágenes de anoche, en una ducha y ademas sola.-Añadió recalcando el sola con una risa malvada.

Te creo, desde luego que te creo.

Haciéndome sentir todo eso anoche y solo me rozaste, te creo, pensé.

-No gracias, prefiero seguir gimiendo así- Le contesté saliendo de la ducha.

Ainara, mal, que has dicho, que estupida eres- Me dije a mi misma susurrando llevándome las cabezas a las manos.

-Te delataste, sabia que habias gemido por mi- Dijo dando un golpecito a la puerta con sus nudillos para luego alejarse del baño.

-No, no, no y no- Le grité abriendo la puerta y lanzándole la camiseta que me había quitado hace un rato.

Mis ojos se abrieron como platos, al verlo solo con calzoncillos en el pasillo, mis ojos volvieron a viajar a esos abdominales definidos y a su gran uve, continuando por sus brazos que aun estaban un poco húmedos.

-Mis ojos están aquí- Me dijo riendo mientras se apuntaba a la cara.

Hice un sonido de frustración.

Le mire entornando los ojos y me volví a meter en el baño.

Ambos nos arreglamos y salimos de casa para ir al sitio donde Helena me dijo que estaban.

Llegamos al bar cada uno en nuestros coches.

-¿Ian?- Preguntó Nora levantándose a saludarnos.

-Le dije yo que viniese- Le respondió Kaden mientras le daba a Ian un apretón de manos.

-Ainara tienes algo en la espalda- Me dijo Helena apartandome el pelo de la espalda para mirar mejor que era.

-Nose, ¿Qué es?-Pregunté a Helena mientras me lo quitaba.

-Follame- Dijo Helena mientras me enseñaba un papelito que tenía escrita esa palabra.

¡Qué demonios!

Ian, Yon y Kaden empezaron a reír a carcajada limpia, creo que incluso a Kaden le salió una lagrima.

-¿Enserio Ian? Qué ingenioso- Le dije mirándole con una sonrisa sarcástica.

-Kaden, ¿La idea fue tuya?- Le preguntó Nora con una mirada asesina mientras intentaba guardar la risa.

-Fue Yon- Acusaron Ian y él a la vez señalando a Yon como unos niños pequeños.

Me senté en la silla junto al resto.

-Yon, qué puñalada, no me lo esperaba de ti- Le dije a Yon haciendo un puchero mientras colocaba las manos en el pecho.

-La idea era para Nora en realidad, pero no teníamos papel aqui- Dijo Yon tapándose la boca mientras se reía.

-Fuck you- Añadió Nora enseñándole a los tres el dedo corazón con una risa.

-¿Habéis comido ya? Me muero de hambre- Pregunté mirando el menú.

-Que va, estábamos esperando- Contestó Helena mientras pedía cervezas para todos.

No era muy fan de la cerveza, pero tampoco me disgustaba y no me queje.

-¿Y Ainhoa y Harry?- Pregunto Kaden alzando una ceja.

-Ah si, se me olvido, dijeron que esta noche fuésemos a cenar-Contestó Helena tras beber un sorbo de su cerveza.

-Por mi perfecto, pero esto de comer siempre fuera nos va a acabar afectando- Añadio Yon tocándose la tripa.

-Yo mañana trabajo, que tengo que ir a hacer una entrevista para Vogue, asique no me iré muy tarde- Dijo Helena mirando a Ian.-Y acuérdate que tú también.

-Cierto, por cierto Ainara- Comenzó a decir Ian aclarándose la garganta mientras me ponía su mano en mi muslo.

Un escalofrío me recorrió el cuerpo, como si de una chispa se tratase.

-A lo de tu oferta cuando quieras- Dijo Ian guiñandome el ojo delante de todos.

Tras escuchar la tremenda barbaridad que acababa de decir lo único que mi cuerpo hizo, fue atragantarme con el sorbo de cerveza que estaba bebiendo.

Lo siguiente que hice fue mirar la cara de todos, Kaden se estaba riendo como siempre junto con Yon y Helena y Nora me mirabas con los ojos como platos, esperando mi reacción.

MIRADAS QUE MATARÁN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora