⚜️ BYRON ⚜️
La mirada que me había dado Joy cuando sus ojos se encontraron con Tiffany había sido devastadora. Nunca la había visto mirarme tan decepcionada y sorprendida desde aquel caótico día.
-¿No le caí bien?
-No es eso... –Mentí descaradamente mientras veía como Joyce se alejaba de nosotros. –Ya la oíste, va a ir a llamar a sus abuelos. Joy siempre ha sido muy responsable.
-¡Menos mal! Lo menos que quiero hacer es compartir momentos con personas a las que les caiga mal...
-Creí que te daba igual lo que pensara la gente de ti.
-¡Y así es! Pero no con las personas que son importantes para ti... –Fruncí el ceño ante esa contestación, pero sin embargo, no añadí nada agradeciendo que Cobby se pusiera a decir tonterías.
Cuando habíamos llegado, hacía dos semanas atrás, me había sentido emocionado y nervioso por volver a ver a Joy. Sorpresa la mía al descubrir que ella no llegaría hasta pasadas las semanas y nadie me había informado de ello.
-Sois amigos, pensé que lo sabías. –Se limitó a decir mi hermana Summer cuando la recriminé por ello. –Además, sabes que no vivo siempre con vosotros como para que hablemos de ello.
Claro, se había excusado malamente en que no compartíamos casa los trescientos cincuenta y cinco días del año. ¡Como si yo fuera tan imbécil de creerme algo así! Estaba seguro de que la propia Joy fue quien le dijo que no me dijera nada...
En fin, pero lo peor de todo no había sido eso, sino las miles y miles de preguntas que me habían hecho a raíz de ver a Tiffany muy cariñosa conmigo. A simple vista se notaba que éramos de edades diferentes, y aunque a mis padres eso no les importaba, no pude evitar fijarme en como mamá me miraba más severamente, pero creía que eso se debía a que estuviera con otra chica que no fuera Joy que a nuestra diferencia de edad.
-¡Vamos a sentarnos aquí, By! –Tiffany tiró de mi brazo hacia la orilla de la playa sentandonos en la arena húmeda bajo nuestros pies. –¿Tenemos oportunidad de escaparnos esta noche también?
-Hmm... No lo creo... –Murmuré mirando hacia el horizonte. A partir de ese mismo día, los encuentros a escondidas acabarían si con ello hacía sufrir a otra persona.
-¿Por qué no?
-Seguro que mis padres querrán que cenemos en casa de los Carson. Ya sabes, por la llegada de Joy...
-Ah... –Se limitó a decir pensativa. – ¡Mañana será otro día!
-Sí... –Murmuré no muy convencido.
De pronto, Tiff acortó la distancia entre nosotros pasando sus piernas alrededor de mi cintura con una sonrisa en la boca.
-Estoy feliz de estar aquí contigo, Byron. Es raro decirlo en voz alta, pero realmente estoy muy contenta de ello. –Fui a responderle que me alegraba por ella, pero como anteriormente, volvió a interrumpirme mirando algo por encima de mi hombro. –¿Esa de allí no es tu amiga?
Giré la cabeza justo cuando Joy nos daba la espalda para caminar hacia un paradero desconocido que ambos conocíamos muy bien.
-Sí... ¿Te importa que vaya con ella? No es normal que esté separada de las chicas.
-Claro, ve tranquilo. –Asentí antes de recibir un rápido beso por su parte sin darme tiempo a elección. –Me quedo con las chicas allí. ¡Parece que el payaso que hay en el interior de Cobby ya salió! –Asentí sonriéndole sin muchas ganas solo con un objetivo en mente.
Caminando por el caminito de rocas que tan bien me sabía de memoria, llegué hasta aquella parte de la playa que solamente había compartido con una persona en mi vida.
Como era de sospechar, la rubia que me había robado el corazón desde el minuto que mis ojos se habían posado sobre ella siendo unos críos se encontraba sentada en el suelo con la cabeza enterrada entre sus rodillas.
-¿Puedo sentarme aquí? –Joy alzó la cabeza algo asustada al no esperarme frente a ella.
-¿Qué haces aquí?
-Este sigue siendo mi lugar favorito también... –Murmuré sentándome a su lado. –Además, te vi alejarte apresuradamente.
-¿Y qué? Nada de lo que yo haga te concierne, Byron.
-¿Cómo qué no? Sabes que me preocupo por ti, Joy.
-No me llames así. –Gruñó haciéndome fruncir el ceño. ¿Qué no la llamara así? ¿Y cómo quería que la llamase si ese era su nombre? –Y deja de preocuparte por mí. –Se puso de pie con cuidado de no tropezar. – Perdiste todo el derecho de preocuparte por mí desde que dejamos de ser amigos.
-Sabes que nunca dejaré de...
-¡Pues hazlo! –Gritó sorprendiéndome. –Hazlo y déjame de una vez en paz, Byron. ¿Es qué no entiendes que no quiero saber nada de ti? ¡Olvídame! –Se giró con intención de marcharse dejándome con la palabra en la boca. ¿Iba a dejar que se fuera así?
-Joy...
-¡No! –Se detuvo girándose nuevamente hacia mí. –Y por favor, respeta este lugar. Si algún día me quisiste de verdad, aunque sólo fuera una milésima parte de lo que yo sentía, no traigas a tu novia a aquí.
-Tiff no es mi novia... –Murmuré viendo su espalda alejarse de mí y de aquel lugar que tan especial era para los dos.
Suspiré recostándome en el suelo rocoso para mirar el cielo.
¿Por qué no podía entender que ella era, es y será siempre una persona importante en mi vida?
«Porque la has traicionado, ¿tal vez? »
Pero no por eso significaba que debía dejar de importarme...
«No haberte comportado como un auténtico capullo con ella... »
Resoplé incorporándome enfadado. Enfadado conmigo mismo por ser el causante del sufrimiento que estaba seguro que Joy estaba sintiendo.
Sí, había cometido un error. Solamente un puñetero error que había hecho romper mi relación con Joy y que a día de hoy me arrepentía por ello. ¿Pero ahora que podía hacer? No era un superhéroe con superpoderes para poder retroceder el tiempo, y visto lo visto, haber traído a mis amigos tampoco había sido una buena idea. ¿Pero como iba a ser una buena idea que Joy conociera a Tiffany?
«Si es que no puedes cagarla más, amigo.»
¿Y tú quieres callarte de una vez? Ya sabemos todos que la he cagado, pero deja de restregarme esa mierda por la cara cada cinco minutos.
«No puedo callarme, soy una parte de ti.»
-¡Joder! –Grité furioso y frustrado a partes iguales. –Esto es una locura... Soy un auténtico imbécil.
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500 Margaritas
Teen FictionJoyce Carson y Byron Reened pertenecían a dos grandes familias prestigiosas de distintas ciudades. Sus caminos se habían encontrado unidos desde el primer momento en el que se conocieron. A diferencia de otras familias, las suyas eran mejores amiga...