Capítulo 22

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⚜️ NARRADOR OMNISCIENTE ⚜️

-A la estación de autobuses, por favor. –Le indicó al conductor del taxi que la esperaba en la calle de atrás del hotel.

Madison se las había ingeniado bien para que su padre la viera bebiendo una copa de champagne y así empezar una trifulca con él. Se había sentido mal por haberlo metido en todo aquello, pero esa discusión le había servido como plan de escape.

Tampoco le había gustado tener que coger el bolso de su madre sin permiso, ¿pero qué otra cosa podía hacer? Necesitaba el dinero sea como fuese y no se le había ocurrido otra cosa mejor que aquello.

Cuando se percató de que ya habían llegado, le pagó al taxista antes de bajarse del coche en busca de la persona por la que había hecho todo lo que estaba haciendo.

-¡Nena! –Sonrió acercándose rápidamente a él emocionada.

-¿Knox? –El chico asintió abriendo los brazos para que ésta lo abrazara.

Era la primera vez que se veían en persona, pero la adolescente ya sentía que lo conocía de toda la vida. Llevaban hablando por teléfono seis meses. Seis meses en los que la chica se había volcado en esa relación como nunca antes.

-Estoy muy contento de verte. ¿Tienes el dinero?

-Sí...

-Entonces debemos comprar los boletos ya. No veo la hora de largarme de está sucia ciudad. – Madison le sonrió incómoda mientras que el joven se ponía en cola para sacar los boletos del autobús que los llevaría lejos de allí.

Trasladarse de ciudad no le gustaba mucho, pero le había prometido al chico que lo acompañaría en su viaje por el mundo.

Había conocido a Knox a través de las redes sociales y desde el minuto uno habían congeniado muy bien. Madison había intentado quedar con él anteriormente varias veces, pero el chico siempre se negaba a hacerlo hasta ese día.

-¡Nena! –Gritó el chico desde el puesto haciéndole señas para que se acercara a pagar.

-¿Por qué no pudimos salir después de año nuevo?

-¿Y por qué no ahora? No hubiera tenido tiempo para esas fechas.

-¿Por qué? –Preguntó ella frunciendo el ceño preocupada. –¿A qué te refieres con eso?

-Ya te lo contaré cuando estemos dentro de ese autobús, nena. –Maddie se encogió de hombros sin saber que decir mientras caminaban hacia el vehículo que cogerían.

-¿A dónde vamos primero?

-Lejos. Muy lejos de aquí...

-¿Dónde? –Insistió ella mirándolo con los brazos cruzados.

Knox resopló agarrándola de las mejillas para que lo mirara a los ojos.

-Deja que sea una sorpresa, nena. Puedo asegurarte que no vas a arrepentirte. –Se inclinó para besarla en los labios como muchas veces antes se había imaginado Maddie que lo haría.

Pronto llegó el turno de ellos y por primera vez desde que había llegado a aquella estación, había sentido miedo.

Sus piernas se habían paralizado en el segundo que se había dado cuenta de que se iría sin despedirse de su familia.

-¿Nena?

-Y-yo... No sé sí...

-¿Qué? Venga ya, Madison. ¿Vas a decirme que te estás echando para atrás?

-C-creo que debo hablarlo primero con mis padres...

-¿Esto es en serio? ¿Pero cuántos años tienes? ¿Tres? –Knox tiró de su mano para arrastrarla hasta la puerta del vehículo apresuradamente.

-Knox...

-Sube, Madison. Ya no hay vuelta atrás.

-¿Qué es eso? –Preguntó al percatarse de la pulsera negra que adornaba uno de los tobillos del chico.

-Nada. ¿Quieres caminar ahora? –De pronto, comenzó a escucharse sirenas de policías haciendo sobresaltar a Knox. –¡Entra en el autobús de una vez!

-¡No! –Se quejó ella soltándose de su agarre y llamando la atención de las personas que habían a su alrededor.

Las sonoras sirenas se escuchaban cada vez más cerca aumentando aún más la ansiedad y nerviosismo del chico.

Sin esperarlo, Knox le arrancó de las manos el bolso para echarse a correr dejándola totalmente sorprendida y congelada en el lugar.

¿Pero qué locura estuvo a punto de cometer?

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