Prólogo

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~22 DE NOVIEMBRE~

• JOYCE, 6 años •

• BYRON, 4 años •

⚜️ NARRADOR OMNISCIENTE ⚜️

-¡Cariño, estamos aquí! -Le gritó su madre por encima de todo el barullo de las conversaciones y la música que sonaba en el gran salón de aquel hotel.

Joy siembre había sido una niña independiente y aventurera, por lo que no le había importado salir a explorar la sala en busca de un rincón tranquilo en el que jugar.

-¡La señora Lacitos y el señor Burdeos van a bailar un vals! -Pegó sus muñecos moviendolos al son de la música que aún se escuchaba de fondo. -Bailas muy bien, señora Lacitos.

-¡Usted también, señor Burdeos! -Rió por lo bajo mientras que canturreaba una canción que tanto cantaban en el colegio.

Mientras tanto, al otro lado del jardín, los hermanos Reened corrian de un lado al otro huyendo una del otro.

-¡Byron! -Se quejó la niña mirando hacia atrás comprobando si su hermano menor seguía siguiéndola antes de tropezar con sus propios pies y caer al suelo.

-¡Summy! -El pequeño niño de tan solo cuatro años llegó corriendo hasta ella preocupado. -¡Lo siento! ¡No le digas nada a mamá!

-¡Eres malo!

-¡No se lo digas a mamá! -Volvió a decir ayudándola a levantar.

-¡¿Summer?! -Ambos niños saltaron del susto sin saber de dónde había salido aquella voz de la nada. -¡Aquí!

-¿Joy? -La mayor de los tres se acercó con sus muñecas en la mano sonriendo.

-¡Sí! -Las niñas se abrazaron mientras que el más pequeño miraba a la desconocida curioso. -¿Quiéres jugar conmigo? ¡Puedes elegir entre el señor Burdeos o la señora Lacitos!

~31 DE OCTUBRE~

JOYCE, 12 años

BYRON, 10 años

-¿Truco o trato? -La señora mayor que había abierto la puerta les sonrió entregándole unos caramelos a cada una.

-¿No crees que somos muy mayores para ésto ya? -Se quejó Byron viendo como su hermana Summer y Madison se acercaban a ellos sonriendo.

-No, todas las personas tenemos derecho a disfrutar de ésta fiesta. - Joy le sonrió a su amigo viendo lo feliz que su hermana pequeña estaba. - Además, de pensar eso, no te hubieras disfrazado.

-¡Mi madre me obligó! -Volvió a quejarse el adolescente. -Fue ella la que quiso que viniera y me vistiera así.

-Tampoco es para tanto, estás muy guapo así. -Byron abrió la boca queriendo responderle, pero nada salió de ella.

Cómo bien había dicho, su madre lo había casi obligado a que se vistiera de lobo feroz y acompañase a su hermana mayor y a sus amigas. A diferencia de su amigo, Joyce si que había querido acompañar a su hermana por las calles de San Francisco y disfrazarse de Caperucita Roja. ¿Coincidencia?

500 MargaritasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora