Capítulo 21

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⚜️ JOYCE ⚜️

Observé desde la distancia a Byron.

Observé cómo detenía al camarero para coger una de las copas que llevaba en la bandeja y bebersela de un trago.

Observé cómo volvía a dejarla en su sitio y como sus ojos conectaban con los míos.

No estuvimos ni un minuto, me arriesgaría a decir. Él fue quien apartó la mirada enseguida para caminar en dirección contraria a dónde yo me encontraba, pero la cosa no iba a quedar ahí.

¿Cuándo habíamos cambiado los roles y era él quien huía de mí?

-Byron. –Lo llamé en cuanto se había parado cerca de los baños de hombres. –Tenemos que hablar, Byron.

-No...

-¿No? –Pregunté sorprendida. ¿Por qué había cambiado de actitud hacia mí desde que había ido a mi casa?Creo que nos merecemos una oportunidad para hablar.

-Y yo creo que este no es ni el mejor lugar ni el mejor momento para ello, Joyce. –Prosigió él sin apenas levantar la cabeza del suelo.

-Por el amor de Dios, Byron. ¿Qué diablos te pasa? ¡Aquí la que estaba enojada contigo era yo y no al revés! Además, ¡¿quiéres mirarme a los ojos cuando te hablo?!

-Estoy haciendo exactamente lo que querías que hiciera, Joyce. –Alzó la cabeza para mirarme sin una pizca de gracia en su rostro. –Es mejor así, créeme. Ni siquiera quería venir a esta estúpida fiesta...

-¿Qué haces aquí entonces?

-Lo mismo me pregunto yo, sí. – Intentó pasar por mi lado para marcharse, pero enseguida lo agarré de la mano para que no lo hiciera. – Suéltame, Joy.

-No... Quiero hablar contigo, By. Por favor...

-No me llames así y ya te dije que no, Joyce. Ahora soy yo el que no quiere saber nada de ti. –Mi cuerpo se congeló al instante de oír sus palabras. –Así que te pido por favor, que respetes mi decisión como yo siempre he intentado respetar la tuya.

Tiró de su mano para liberarse de mi agarre dejándome allí plantada como una maceta de decoración.

¿De verdad me había dicho eso? ¿De verdad ya no quería saber nada más de mí? Ahora que estaba dispuesta a hacer un acercamiento...

⚜️⚜️⚜️

No sé cómo ni en qué momento habíamos llegado a esta situación, pero aquí estábamos, y yo no podía dejar de sentirme más preocupada y aterrorizada que en toda mi vida.

Byron había huido de mí toda la noche y lo había hecho muy bien para que nadie se diera cuenta. Si yo decidía acercarme por un lado, él se iba por el otro con cualquier pretexto, pero mi preocupación y malestar no eran precisamente por los feos que Byron me estaba haciendo. 

Mi hermana Maddie había desaparecido...

¡Mi hermana Madison había desaparecido ante nuestras narices!

Mamá había llegado gritando en su búsqueda al no encontrarla con las chicas ni con nuestros hermanos menores.

Los vigilantes de seguridad la habían buscado por el gran salón y no había ni rastro de ella... Ni siquiera el bolso de mamá aparecía por ningún lado.

-Esto es mi culpa... –Se culpaba papá más estresado de lo que nunca lo había visto sin dejar de pasarse las manos por el pelo.

-No lo es, cariño... Claro que no lo es. –Lo reconfortaba mamá mientras que yo miraba la escena desde el otro lado de la gran mesa redonda con lágrimas en los ojos.

500 MargaritasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora