Capítulo 29

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⚜️ NARRADOR OMNISCIENTE ⚜️

Cobby se despidió de su mejor amigo y la pequeña Jasmine para dirigirse a su casa.

La conversación que había tenido con Byron lo había animado nuevamente a hablar con sus padres, pero... ¿Le harían caso esta vez?

Entró en casa con su juego de llaves y sin anunciar su llegada. ¿Para qué hacerlo? Aquella casa era tan grande, que por mucho que gritaras en un lado no se escucharía en el otro.

-Joven Cobby, bienvenido a casa.

-Hola, Silva. –Saludó al mayordomo con el que había crecido. –¿Mis padres están?

-Ambos se encontraban en el despacho del señor.

-Gracias, Silva. –Le respondió entregándole sus cosas antes de dirigirse hacia allí.

Las y los empleados domésticos de la casa habían sido la única compañía del chico cuando sus padres se iban de viaje por negocios.

Silva, Lisa, Prudence... Podría nombrarlos a todos y contar miles de anécdotas con ellos.

-¿Pero es qué no te das cuenta que no tiene sentido? ¡Nos mudamos a esta ciudad por eso!

-¿Y tú no crees que soy lo suficiente mayorcita para hacer lo que me de la gana? Por Dios, Alexander, ¡deja tus malditos celos a un lado!

Cobby resopló ante la discusión nuevamente de sus padres. ¿Pero es qué no había ni un solo día en el que no los oyera discutir?

-¿Ah, que ahora el problema lo tengo yo? ¡Esto es increíble! –El chico asomó la cabeza por la puerta abierta para ver a su padre pasándose las manos por el pelo y a su madre con los brazos cruzados. –Aquí la única que tiene y que siempre tendrá celos eres tú, Zaphiro. ¿Por qué no aceptas de una puñetera vez que... ¿Cobby?

-¡El que faltaba! –Gritó exasperada la mujer de ojos verdes y cabello oscuro como el carbón.

-¡Zaphiro!

-No, no, déjala, papá. –Dijo con dolor y rabia dirigiéndose hacia la mujer que se hacía llamar su madre. –¿Soy una molestia para ti, mamá? ¿Para qué adoptarme entonces?

-No digas boberías, Cobby. –Defendió Alexander Sandolli queriendo calmar las aguas.

-No, no, quiero que me responda. ¿Para qué quieres a un niño si luego no le prestas atención?

-¿Y preferías seguir viviendo en el orfanato?

-¡Visto tu comportamiento, sí! –Cobby se quedó blanco cuando su madre se acercó rápidamente a él para darle una bofetada.

-No seas desagradecido, niño. Te hemos dado todo lo habido y por haber como para que me eches algo en cara.

-Sé acabó, Zaphiro. No vuelvas a ponerle una mano encima a nuestro hijo.

-¡Quizás eso es lo que hizo falta cuando era pequeño! –La mujer lo esquivó haciendo resonar sus tacones ante el silencio que prevalecía en la casa.

-Hijo...

-No necesito tu lástima, papá. –Lo cortó Cobby alzando la mano para que no se acercara más a él. –Estoy harto de esta maldita casa y de ella. ¡Harto! ¿Por qué diablos sigues con ella cuando se ve a simple vista que no te quiere?

-No hables así de tu madre, Cobby.

-¡Una madre no hace lo que ella hace! Joder, papá. ¿Te tiene tan cegado que no te das cuenta de la manera en la que me trata?

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