Capitulo 4

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W:¿Que rayos le pasa a Lucho?. - le preguntó Wendy a Valentina. Se encontraban tratando de elegir que es lo que la castaña se pondría para ir al parque con Juliana, llevaban media hora intentando ver qué es lo que se podría Valentina y se quería ver casual, porque era lo más normal si vas a un parque.

V: no sé, está loco. ¿Que te parece este pantalón?. - dijo mostrándole un pantalón azul un poco rasgado.

W: ¡Ese está genial!, Se te vería muy hermoso Vale. - lo único que quería era acabar con todo esto, así que decidió echarle una mentirita a Valentina.

V: ¿Tu crees?. Ok, me pongo este y la blusa negra que habíamos escogido. - la castaña se dirigió a el baño para darse un ducha.

W: como si fuera difícil escoger algo, tiene mucha ropa y no la aprovecha. Aparte de que a Juliana le gustaría hasta con una bolsa de basura. - pensó riéndose de su amiga.

Después de unos minutos Valentina salió de la ducha, se cambió y se maquilló muy sencilla, no le gustaba exagerar con el maquillaje.

V: Falta media hora para que Juliana llegue, ¿Quieres postre?. - le preguntó a su amiga.

W: a eso vine Vale.

V: jajaja, ya lo sabía. - bajaron a la cocina y se sirvieron una rebanada de pastel cada una.

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Se había llegado la hora de que Juliana llegara a su casa, estaba ansiosa y no sabía que es lo que susederia al ir con Juliana al parque, no tenía idea de que es lo que hablarían. Esperaba que tuvieran de que hablar porque sería muy incómodo no tener tema de conversación. Se escuchó el timbre de su casa y ella bajó fue corriendo a abrir la puerta, al parecer se olvidó por completo de ser prudente con ella.

J: ¡hola!. - dijo cuando Valentina abrió la puerta de la casa.

V: ¡hola!.

J: ¿Vamos al parque que dijiste?.

V: si vamos.

Fueron a el parque del que Valentina le había hablado a Juliana, en el camino estuvieron platicando un poco, aún era un poco incómodo porque no se conocían muy bien.

V: ¿En donde nos sentamos?.

J: en donde tú prefieras, a mí me parece que todas las bancas son iguales.

V: no son iguales. Todos tenemos historias que diferencian una banca de otra.

J: ¿Ah sí? ¿Te sabes alguna?. - preguntó mofándose de lo que había dicho la castaña.

V: no me se una, me se muchas.

J: órale, entonces cuéntame una.

V: tengo una historia con esa banca. - apunto hacía una banca blanca un poco despintada. - Cuando era pequeña me gustaba recostarme y ver el cielo, era mí lugar favorito.

J: wow... Que lindo, me esperaba algo menos significativo.

V: no lo es, para mí es algo muy especial. - dijo mirándola directamente a los ojos, en todo el rato que llevaban no lo había hecho y cuando lo hizo no quiso dejar de verlos, eran completamente hermosos.

J: ¡entonces hazlo de nuevo!. - dijo cortando sus pensamientos.

V: ¿Qué?. - dijo sin entender.

J: que te recuestes y veas el cielo, como lo hacías antes. ¿Para que dejarlo de hacer si es algo que a ti te gusta?.

V: tienes razón, lo volveré a hacer. - se dirigió a la banca y se recostó en ella.

J: también lo haré yo, así tendré mí propia historia en una banca. - hizo lo mismo que Valentina.

Todo era tan silencioso, tan solo estaba viendo hacía el cielo, de verdad era muy hermoso hacerlo. Tal vez era sencillo, pero para ella era algo que en verdad le parecía grandioso y más si a la castaña le gustaba.

V: extrañaba tanto esto. - dijo rompiendo el silencio.

J: ¿Y por qué ya no lo hacías?.

V: no lo sé. - dijo susurrando. - me perdí por un tiempo. - Juliana dejó de ver el cielo y la volteó a ver.

J: si aún lo estás necesitas volverte a encontrar. - fue lo único que podía decir, no quería que la castaña pensara que era una metiche.

V: eso trato, pero es difícil.

J: Val... - dijo y de inmediato Valentina volteó mirando directamente los ojos cafés de Juliana.

V: ¿Si?.

J: si necesitas algo, solo dímelo. Yo trataré de ayudarte.

V: gracias... - dijo susurrando. - de verdad que volver a hacer este tipo de cosas me regresó un poquito a la yo de antes. - sonrió.

J: eso me alegra. - dijo sonriendo también. - es muy lindo saber que una cosa tan simple te puede arreglar el día.

V: si, creo que por eso lo hacía. Era muy chica, pero sabía cómo curarme yo misma.

J: desde pequeña muy inteligente, eso me agrada. - dijo parándose de la banca y extendiéndole la mano a Valentina. - ¿Vamos por unos helados chica inteligente?. - preguntó con una gran sonrisa.

V: vamos, chica de ojos cafés. - tomó la mano de Juliana.

J: ¿A quien le dices?, ¿A la chica que está sentada allá? También tiene los ojos cafés, no olvides que son comunes. - dijo bromeando.

V: ok ok, trataré de encontrarte un apodo mejor. - dijo sonriendo. - por mientras iré a ver a la chica de ojos cafés, bye. - hizo como si se dirigiera a la chica de aquella banca. Pero sintió unas manos agarrando su brazo delicadamente para que no se fuera.

J: ahora que la veo bien, no tiene los ojos cafés, los tiene verdes. - dijo para que Valentina no se fuera.

V: pero si yo veo perfectamente que tiene los ojos cafés, Juliana.

J: no, los tiene verdes. Lo que pasa es que ya no vez bien. - dijo riendo.

V: ¡tú eres la que no ve bien!. - fingió indignación.

J: bueno, está bien. Tiene los ojos cafés, pero estoy segura de que no es mejor que yo.

V: claro, Wen ya me había advertido sobre esto. - dijo viéndola con burla.

J: ¿Sobre que?.

V: sobre el gran ego de Juliana Valdés. - dijo haciendo mucho énfasis en la palabra ego.

J: Wendy siempre miente. - dijo con capricho.

V: no lo creo. - retuvo su risa. Era gracioso ver a Juliana encaprichada con algo.

J: ahora entiendo, te gusta burlare de mí. - dijo viéndola sospechosamente.

V: claro que si. Lo captaste. - no pudo retener más su risa y la soltó.

J: ¡Val!, Eres muy mala.

V: ok ok, me calmo.

J: mejor vamos por unos helados.

V: vamos, chica de ojos cafés inigualables.

J: no te burles de nuevo. - dijo fingiendo amenaza.

Valentina y Juliana fueron a por unas nieves y luego de eso se dirigieron a la casa de Valentina para dejarla ahí. Ese día había sido muy especial para las dos. No creían que se llevaría tan bien y las dos tenían miedo de que eso no sucediera. Pero al final a las dos les sorprendió lo bien que congeniaron y eso alivió la angustia de ambas porque querían seguir viéndose.

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