Acostada en su cama y con el celular en la mano esperaba que Juliana le mandara algún mensaje. En toda la tarde no había recibido algún mensaje de ella, estaba un poco desesperada y desanimada. Valentina creía que probablemente Juliana ya se había olvidado de ella.
V: haggg... Vamos Juliana, solo es un mensaje. - dijo desesperada.
En eso sonó su celular y vió que era un mensaje de la artista.
J: ¡hola!, ¿Cómo estás?.
La castaña no quiso verse intensa y decidió esperar cinco minutos para contestar.
V: hola, bien ¿y tu?. - mandó ese mensaje cuando los cinco minutos pasaron.
J: bien. - contestó al instante y eso le alegró a la castaña.
V: que bueno....
J: ¿Sigue en pie la salida?.
V: si tu quieres si. - la castaña no quería espantar a Juliana, tal vez si le contestaba así se veía menos emocionada, pero la realidad era que si estaba muy muy emocionada y no entendía porque.
J: claro que quiero, solo dime qué lugar te parece mejor para vernos. - al parecer Juliana no tenía miedo de mostrar sus sentimientos, pensó Valentina.
V: cerca de mí casa hay un parque, ¿Te parece ahí?.
J: si, solo dame la dirección.
V: ok, ahorita te la mando.
J: ok.
Valentina le envío la dirección de el parque a la artista y decidieron que mañana por la tarde se verían.
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La artista se encontraba pintando en su habitación, desde muy pequeña le había empezado a gustar la pintura. A los 5 años le pidió a su madre que le ragalara unas pinturas y un pincel para poder pintar, su afán por la pintura había crecido porque su abuelo se lo inculcó desde que había nacido, le encantaba ir a la casa de su abuelo porque en ella veía el mundo del arte, para ella al pasar la puerta de la casa de su abuelo para entrar era un mundo completamente desconocido y fascinante, aún recuerda el olor a pintura que le daba al pasar a casa de su abuelo, era estupendo para ella ese olor.
Dolorosamente él ya no está para ver qué ha logrado tanto en el mundo del arte, le hubiera encantado que él la acompañara en su exposición, el mundo para ella ya no era igual que antes, su abuelo había muerto por su vejez, su madre había muerto por culpa del cáncer y su padre había muerto de un accidente automovilístico, lo único que le quedaba era un gran amigo pintor, el señor Víctor había estado con ella desde hace 5 años, que fue cuando su abuelo falleció, un día el se apareció diciéndole que era un gran amigo de su abuelo y que su abuelo le había pedido que la cuidara, ella simplemente le creyó, se veía que era una persona de confianza y en ese tiempo ella se sentía tan sola que en Víctor encontró el refugio que necesitaba después de haber perdido a su familia por completo.
Todo ese dolor que sentía ella lo plasmaba en la pintura, para Juliana era como desahogarse, eso también la llevó a estar en donde estaba ahora. Utilizó tanto su sufrimiento en la pintura que la gente quedó encantada con su arte, en su exposición no quedó ningún cuadro, todos fueron vendidos y eso a ella el alegró muchísimo.
Cuando vió el reloj que se encontraba en su muñeca se dió cuenta que era la 01:30 de la madrugada, así que decidió ir a descansar, mañana vería a Valentina y no quería tener ojeras, para ella era importante verla y quería lucir bien, Valentina le parecía una chica tan tierna y hermosa y no quería defraudarla, por fin había encontrado a alguien que le llamara la atención y no quería perder una cosa más en su vida, bastante tenía ya de eso.
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W: entonces... ¿Se quedaron de ver hoy?. - Valentina y Wendy se encontraban en la cafetería de la universidad.
V: ajá... Y no se qué ponerme.
W: ¿Te importa verte bien para ella?. - preguntó viéndola sospechosamente.
V: nooo, es solo que cuando uno sale a la calle pues lo más común es que te arregles. - dijo creyendo que convencería a Wendy con ese argumento.
W: jaja... Ok, te creeré solo para que no te sientas mal, pero ambas sabemos porque quieres verte tan bien.
V: ¿Y si saliendo de aquí vamos a mí casa y me ayudas a elegir lo que me pondré?.
W: hmmm... No lo sé, déjame pensarlo. - Wendy quería que su amiga le rogara un poquito más, no sería tan fácil convencerla.
V: ¡Wendy!, No seas cruel. Mí mamá hará postre, si vas conmigo tal vez te toque comer algo.
W: diablos Vale, saber cuál es mí debilidad.
V: te conozco desde que tenemos 15 años, de algo han de servir esos años aguantandote. - dijo con burla.
W: ¡Valentina! No seas así, que yo te he aguantado más cosas. Se suma una más con eso de pedirme que te ayude a elegir que ponerte.
V: te conviene y lo sabes.
W: pues si, tienes razón. - dijo levantándose de la silla. - vamos a la siguiente clase.
V: vamos, que ya quiero salir de aquí. - dijo también parándose.
W: claro que quieres salir de aquí ya, si después de esto vas a ver a Juliana.
V: te encanta molestarme, me urge salir de aquí porque quiero postre.
W: ¿ahora a Juliana le diremos postre?, Está bien, no suena tan mal.
V: ¿Sabes que? Estás muy loca. - dijo riéndose de lo que su amiga dijo.
La castaña y Wendy se dirigían a sus clases, pero Lucho se interpuso en su camino.
L: hola baby.
V: Lucho, ¿Que quieres?.
L: quiero hablar contigo, ¿Podemos?.
V: tu y yo no tenemos nada que hablar, creí que te había quedado claro que quería mí espacio.
L: te extraño, Vale.
V: yo no Lucho, no me interesa saber nada de ti.
L: ¿Por qué te comportas así conmigo? Ambos sabemos que nos queremos.
W: a ver Lucho, ¿No te quedan claras las palabras de Valentina? Déjala en paz, ¿o quieres que te resuma lo que Valentina quiso decir con espacio?.
L: ¡tu no te metas!.
V: Lucho... Ya basta, déjanos en paz. - dijo Valentina llendose con Wendy a sus clases.
L: no me alejaré tan rápido de ti Valentina. - pensó Lucho.
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