La luna de miel en Cancún fue increíble para ambas, justo como se lo imaginaban. Lo primero que hicieron al llegar fue desempacar sus maletas, la castaña estuvo todo el tiempo riendo y jugando, se le notaba que estaba súper feliz, la morena no entendía, ella estaba súper cansada del viaje, pero al parecer la menor no, ese era el tipo de diferencias que tenían, la ojiazul podía llegar a tener mucha energía y la artista no, ella era un poco más calmada. Luego de desempacar fueron directo a dormir, no querían dormir primero y desempacar después porque probablemente no lo harían si lo preferían de esa manera.
Al día siguiente les pareció buena idea ir directo al mar, disfrutar de la arena, el sol y el agua era algo que necesitaban, estar así les hizo recordar aquellas pequeñas vacaciones, una pieza clave para que sus corazones se unieran más de lo que ya habían estado, algo que les hizo darse cuenta de sus sentimientos y que reforzó su amor, no pudieron elegir mejor lugar que Cancún, tal vez y así podrían reforzar aún más su matrimonio. Estaban seguras que cada que necesitaran desconectar de la vida, irían a un lugar con mar.
También disfrutaron de hacer el amor, era algo importante en la luna de miel, disfrutaron de sus cuerpos y se demostraron amor. Había algo que le gustaba demasiado a la artista y era que la luz de la luna iluminaba su habitación cada que esta se quedaba sin alguna luz prendida, no desperdició esa iluminación y le pidió a Valentina que hicieran el amor con tan solo la luz de la luna iluminando sus cuerpos.
Tampoco desperdiciaron la oportunidad de poder ir a una fiesta en la playa, eso era de las cosas que más le gustaba a ambas, parecería ridículo, pero el ambiente se sentía distinto a las típicas fiestas en un antro. Disfrutaron de bailar, de cantar las canciones que ponían y de tomar alguna que otra bebida alcohólica. Trataron de aprovechar cada uno de esos momentos que tuvieron, sabían que al regresar a casa tendrían que volver a trabajar y no estarían tan desocupadas.
J: ¿Disfrutaste de esto?. - preguntó refiriéndose a la luna de miel, ambas estaban acostadas en una hamaca, Juliana abrazaba a Val por la cintura y recargaba su cabeza entre el cuello y el hombro de la castaña, desde ese lugar tenían una vista muy linda del mar.
V: mucho... Más de lo que pensé, ahora ya no quiero irme. - dijo con nostalgia.
J: yo tampoco...
V: algún día viviremos así... En una casa con vista al mar.
J: me parece perfecto, es otra meta nueva para nosotras.
V: ¿Otra?, ¿Cual fue la primera?. - preguntó confundida.
J: casarnos.
V: no sabía de ella. - rió. - pero lo logramos.
J: si... - asintió con la cabeza.
V: nuestro vuelo sale en una hora y media. - dijo viendo su reloj. - tenemos que irnos.
J: claro, vamos. - salió de la hamaca y ayudó a la menor a salir también.
Tomaron sus maletas y pidieron un Uber para que las llevara hasta el aeropuerto, les había dolido despedirse de ese hermoso lugar, pero tenían que regresar a la realidad. Subieron al avión con dirección a su hogar.
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Actualmente estaban festejando navidad, una época en donde la familia se reunía y todo era paz, a la menor le encantaba eso, por eso era su época favorita del año.
E: ¿Quieren más pavo?. - gritó la mamá de la ojiazul por todo el ruido que toda la familia hacía, estaban; Juliana, Valentina, Víctor, Carlos, Daniela que actualmente era la novia de Carlos, León y Elena.