Ondina intenta pasar desapercibida pero al ser la linda hermanita de Cedric Diggory, no lo logra. Todos la siguen con la mirada a donde sea que ella vaya.
Lo que nadie sabe es que ella guarda a fondo un secreto muy grande, tiene que ocultar a su ver...
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— ¡Hola Draco, luces muy bien! —chillo Ondina emocionada por la presencia de su ex novio quien le rompió el corazón— ¿Te acompaño Draco? —añadió coquetamente—
— Por supuesto —contesto Draco triunfante, había logrado que Ondina no lo odiara aunque eso sería imposible ya que ella en el fondo aún sentía cosas por el— tú siempre podrás acompañarme.
— ¿A donde vamos? —preguntó abrazando su brazo—
— ¿Que quieres hacer? —le preguntó viéndola de reojo—
— Lo que quieras. ¿Necesitas algo? ¿Tienes hambre? ¡Te puedo preparar un café! ¿Quieres que vaya a por comida? —preguntó alarmada.
— Así estoy bien. Tu compañía es suficiente, aunque vayamos a mi habitación, aquí no hay privacidad. —ella asintió encantada— pero hazte invisible, no quiero que te vean.
— Lo que digas. —al instante hizo un movimiento con su mano y se volvió invisible, esta chica es asombrosa pensó el rubio—
Draco evitaba que lo vean junto a la Hufflepuff, como Lucius dijo: estarían vigilándolo en todo momento. Además prefería mil veces la comodidad de su habitación.
Llegaron a la sala común, ella iba detrás de el agarrando la manga de su túnica. Subieron rápido las escaleras antes que alguien lo viera pero la suerte de Malfoy desapareció.
— ¡Malfoy! Te quería preguntar si.... ¡puaj, hueles a mierda! —era Theodore— ¿Es el ámbar gris?
— Claro que no, es que caí estúpidamente en una broma de los Weasley. Me iré a bañar. —quizo irse pero volvió a hablar—
— ¡Oye! Antes de irte quería preguntarte si ya hiciste la tarea de historia de la magia. —preguntó aún tapándose la nariz—
— Si. ¿Por que?
— Blaise no hizo la suya y lo necesita, me preguntaba si tú se lo darías.
— ¿Por que no se lo das tú?
— Yo tampoco lo hice. Vamos Malfoy, tú siempre la haces correctamente aunque no se como si siempre duermes en su clase.
Draco sentía como Ondina jalaba su manga, estaba apurada y lo sabía.
— Si como sea, luego se las doy. Ahora me voy a dar un baño.
— Ve rápido, porque en verdad apestas.
Rodeó lo ojos y se fue a su habitación con Ondina tras de él. Una vez llegaron y cerró la puerta; Ondina volvió a ser visible.
