Ondina intenta pasar desapercibida pero al ser la linda hermanita de Cedric Diggory, no lo logra. Todos la siguen con la mirada a donde sea que ella vaya.
Lo que nadie sabe es que ella guarda a fondo un secreto muy grande, tiene que ocultar a su ver...
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NARRADORA
Un gran estornudo hizo que Poseidón se levantara del susto. El pobre gatito miraba a su al rededor asegurándose que todo estuviera en orden.
— N-No me siento muy bien... —decía Ondina temblando, pero otro estornudo la hizo callar—
Cuando ella abrió lentamente los ojos se dio cuenta que había congelado el agua de su florero.
— Ay no, otra vez no. —echó su cabeza para atrás y salió de la cama—
Al tratar de pararse sentía como sus piernas le fallaban. Se tiro de nuevo en ella antes de que se cayera al helado piso.
Layla apareció en la habitación desde el anillo de Ondina. Si como lo oyen, la abuela de Ondina vive en ese anillo y solo es llamada en caso de emergencias.
Ondina había descubierto que no era necesario que durmiera en la misma cama que su abuela. Que podía mandarla de nuevo por donde vino sin ningún problema. A fin y a cabo ella era solo un espíritu.
Y era un alivio porque estaba algo harta de que la pateara toda la noche.
— ¿Que me pasa? —dijo ella con pocas fuerzas y con su cara pegada en la almohada—
Layla soltó una risita antes de contestar.
— Estas resfriada, te habrá entrado algún virus.
— No, yo no puedo estar resfriada. —se levantó rápidamente e intentó no caerse— ¡¿Sabes lo que ocasiono con solo un estornudo?! No quiero lastimar a nadie y hoy me voy a Hogwarts.
— Pues que lastima, no podrás ir.
— Que ayuda que eres. —se tocó la cabeza y por primera vez pudo sentir el calor, luego de mucho tiempo— Estoy hirviendo en fiebre.
