Ondina intenta pasar desapercibida pero al ser la linda hermanita de Cedric Diggory, no lo logra. Todos la siguen con la mirada a donde sea que ella vaya.
Lo que nadie sabe es que ella guarda a fondo un secreto muy grande, tiene que ocultar a su ver...
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ONDINA DIGGORY
Aterrice sobre el césped luego de aparecernos del ministerio. No veía ni a Cedric ni a Isabella por ninguna parte, tampoco veía a papá. La preocupación me invadió hasta que note que no estábamos en casa, alcé la mirada hasta toparme con una casa mucho más pequeña que la nuestra en las orillas de un lago.
— ¿Están bien chicas? —les pregunté a mis amigas marinas que descansaban en mis orejas—
— Todo bien Aqua —respondió Rosalía—
Me levante y caminé unos pasos, no conocía ni sabía nada de aquel lugar. ¿Y si me aleje de ellos al aparecernos? Podría ser, a veces soy muy distraída.
Tome mi varita antes de abrir cuidadosamente la puerta. Esta rechinaba demasiado, podría llamar la atención de cualquiera. (A eso me refería a los Mortífagos)
— Ondina.
Voltee rápidamente apuntando con mi varita a la persona frente a mi. Felizmente era Cedric quien tenía un moretón en el labio sangrante.
— Cedric... eras tú. —suspire bajando la varita— Pensé que era algún Mortífago. —me acerque a él a abrazarlo, él correspondió—
— Que bueno que te encuentras bien, me preocupe mucho cuando me dijeron que estabas en el ministerio con todos esos Mortífagos desquiciados.
— Estoy bien, pero veo que tú no. —al separarme señalé su labio y el al instante se lo tocó soltando un quejido— ¿Te duele mucho? Podría hacerte un ungüento con algas de lago-
— No, no, estoy bien. Ahora solo quiero buscar a...
— ¡Maldita aparición! —se escuchó detrás de nosotros— ¡Jamás entenderé porque a mi no me salen bien! —esas maldiciones le pertenecían a Isabella quien salía con dificultad del lago con el cabello y ropa empapada—
