Ondina intenta pasar desapercibida pero al ser la linda hermanita de Cedric Diggory, no lo logra. Todos la siguen con la mirada a donde sea que ella vaya.
Lo que nadie sabe es que ella guarda a fondo un secreto muy grande, tiene que ocultar a su ver...
(El tiempo en este capítulo irá rápido, pero igualmente narrado por Ondina.)
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— ¡¿Quien anda ahí?!
Maldición.
¿Esto me tenía que pasar justo ahora?
¿Ahora que rayos hago?
Seguía siendo invisible así que no creo que sospeche nada.
— Puedo oler tu perfume, Diggory.
Y otra vez, maldición.
No tuve de otra, sin mas rodeos me volví visible apareciendo frente a el.
— ¿Por qué me estas siguiendo?
— Yo... yo ya estaba aquí. —solté.—
— No seas mentirosa. Se que me sigues desde hace días. —contradice mientras frunce su mirada.—
— No te seguía. —contraataque pero el rodó los ojos y dió un paso hacia mi.—
— ¿Sabes por qué tus alergias volvieron? Es porque me volví a poner esa colonia que te trae alergias, comencé a usarla de nuevo desde que sospeche que me seguían, y mi primera sospechosa eras tú.
Trague en seco y mordí mi labio con los nervios elevados.
— Yo solo...
— Tu solo, ¿qué?
— Yo solo me preocupe por ti.
— No debes hacerlo. Estoy bien.
— Si, si sebo. Draco tu siempre desapareces y te vas, faltas a clase y nunca estas donde deberías estar. Ademas siempre andas distraído y mírate, estas destruido, jamas pensé verte así. Eras el primero de la clase y ahora tus calificaciones están en los suelos.
Draco se encogió en su lugar y miro a otro lado. Parecía que las palabras que salieron de mi boca fueron verdad y el lo sabía.
— No me importa la escuela, no tengo tiempo para eso.
— Solo dime que es lo que te está pasando, ¿para que es el armario?
— No lo entenderías. Jamás lo harías.
— ¿Y si lo hago? Estoy segura de que te puedo ayudar si me lo permites.
