Ondina intenta pasar desapercibida pero al ser la linda hermanita de Cedric Diggory, no lo logra. Todos la siguen con la mirada a donde sea que ella vaya.
Lo que nadie sabe es que ella guarda a fondo un secreto muy grande, tiene que ocultar a su ver...
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NARRADORA Una Ondina muy feliz caminaba por los pasillos luciendo sus lindas mechas celestes.
Había faltado a medio día de clases y parecía no importarle en nada. En su mente vagaban vagos pensamientos sobre el océano y pescado. Ella sentía la necesidad de perderse entre todos e ir al lago negro a darse un chapuzón.
Era obvio que algo no iba bien.
— Dina, al fin te encontré. ¿Por que no fuiste a clases? —preguntó Ernie en medio de un pasillo—
Durante esta semana ellos dos habían arreglado las cosas. Ernie se disculpó con ella por su anterior actitud y prometió que no volvería a suceder regalándole un vestido algo inapropiado para Ondina pues era muy corto.
Ella acepto el regalo por buena gente pero no se animo a ponérselo ya que sabía que la estarían mirando mucho y no quería causar problemas.
— Las percas son lindas, ¿cierto?
— ¿Las percas?
— Así es, las percas son muy lindas y dóciles. —decía Ondina con un tono imaginativo—
— No creo que los peces sean lindos y mucho menos dóciles... —dijo Ernie no muy convencido— Me gusta tu cabello aunque sinceramente no te da ese color. Bueno, que más da. —Ernie había dicho otro de sus comentarios—
— Iré por sardinas —aviso ella sin importarle su crítica y desapareciendo de la vista de Ernie—
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En la sala común de Slytherin había una niña de tez pálida, ojos marrones y cabello claro quien leía plácidamente sobre los cómodos sofás de cuero que habían en la sala.
