47. Desastrosa operación

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Narradora

Tras varias horas leyendo y releyendo los mangas en su habitación, Bakugou finalmente encontró lo que buscaba. La mejor manera de lograr que tú olvidarás lo que sea que te tenía molesta era la comida. En su mente, si él te preparaba tu comida favorita de seguro te calmarías y dejarías de ocultarle cosas.

Tras asegurarse de tener todo lo necesario para hacer el almuerzo, se dispuso a prepararlo durante la madrugada para no ser visto por nadie. Ya por la tarde, tras sonar la campana del receso y esperar que los demás se fueran, él te entregó el bento envuelto en una tela roja que te impedía saber que era.

Sorprendida y confundida, aceptaste el regalo para luego verlo irse del salón con la mirada baja. La primera explicación que se cruzó por tu mente era que esa era su forma de disculparse por haberte evitado todo ese tiempo y eso llenó de ternura tu corazón.

Al quitar la tela que lo cubría, descubriste un bento que contenía toda tu comida favorita. Misma que sentiste un gran deseo de comer sin poder hacerlo realmente. Pronto sería el día del concurso y sabías que si ingerías ciertas comidas, había riesgo de tener acné. Con pesar, picaste algunas verduras y arroz, dejando de lado las frituras. Ya después podrías dárselas a Yue o Hajino.

- Hey. -el saludo de Mina te detuvo y al ver lo que hacías miró curiosa el bento.- ¿No lo vas a comer?

- No puedo, ya sabes, por eso. -dijiste en voz baja tratando de no llamar la atención de los otros que habían comenzado a regresar.

- ¡Oh, cierto! -exclamó la pelirrosa al entender tu indirecta.- ¿Puedo comérmelo yo? Se ve delicioso y sería una pena desperdiciarlo.

Ante lo dicho por tu compañera, te lo pensaste unos instantes hasta el punto de medio arrepentirte de haberte inscrito en ese dichoso concurso. Claro que tu cerebro no tardó en recordarte porqué lo hacías: querías recuperar la atención de Bakugou y hacer que te hablara. Pero no porque te gustara o algo por el estilo. ¡Claro que no! Solo te preocupaba su extraño silencio y repentino alejamiento.

Es decir, apreciabas mucho el bento que te había preparado, pero si realmente quisiera hablar contigo como antes lo habría hecho sin más. Demonios, cada que creías haber logrado descifrar a ese rubio gritón, te salía con algo que te mandaba de regreso al inicio.

- Claro, no hay que desperdiciar la comida. -accediste a duras penas y viste resignada como ella se terminaba todo con una gran sonrisa de satisfacción en su rostro. Cómo anhelabas probar un bocado pues hubiera sido la primera vez que comías algo preparado por él.

Algo que tú y Mina ignoraban era como poco a poco, cierto rubio comenzaba a enojarse al ver lo que hiciste desde su escondite. Había madrugado para cocinar esa comida y tú simplemente picaste un par de verduras antes de dárselo al primer extra que se te cruzó. ¿A tanto llegaba tu enojo como para hacer algo tan cruel?

- Mierda, esto es peor de lo que creí. Ni siquiera tocó la hamburguesa y la hice tal y como le gusta: rellena con queso. -tras aquel rotundo fracaso y el término de las clases, se dirigió a su cuarto a pensar en otro plan.

Tras descartar varias ideas por resultarle demasiado extremas, ridículas o poca cosa; se topó con algo que gritaba PLAN PERFECTO por donde sea que lo viera. La comida seguro había fallado porque no tomó en cuenta algo tan importante como obvio: las chicas suelen ponerse a dieta de la nada y quizás eso te pasaba.

Aunque si le preguntaban, él diría que eso era lo último que tú necesitabas. Tal cual estabas ahora te veías preciosa; y sí, no tienes el cuerpo perfecto de una modelo, pero eso que importaba. Incluso sin pechos perfectos, un trasero definido o una cintura estrecha, ante sus ojos tú eras perfecta.

Traiciones - [Katsuki Bakugou y  tú] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora