25. Habitaciones

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Narradora

Tal y como se le notificó a los padres, los alumnos comenzaron a vivir en unas habitaciones al interior de la UA y cuando llegó el momento de asignar los cuartos, los presentes se llevaron una curiosa sorpresa. Por alguna razón, la habitación junto a la de Bakugou, en el lado de los chicos, sería tu cuarto.

- No entiendo, ¿por qué T/N fue puesta ahí? Se supone que cada piso se divide en un lado para chicos y otro para chicas. -dijo Uraraka tan confundida como los demás.

- ¡Sí! Si querían poner a T/N en este piso, ¿por qué no la pusieron junto a mí? Nos habríamos divertido mucho juntas. -chilló Mina mientras hacía un adorable puchero.

- Tranquila Mina, seguro tenían sus razones. ¿Verdad, T/N? -te preguntó Jirou tomándote por completo desprevenida.

- Ahh... Sí, seguro. Yo no sé cómo hacen esto de las asignaciones y de todas formas no puedo quejarme. Al menos estoy lejos de Mineta y eso ya es una victoria.

Ante dicho comentario todos comenzaron a reír, olvidando la anterior conversación. Todos decidieron reunirse en la sala común menos tú, que te encontrabas en tu cuarto arreglando los últimos detalles y colgando un par de cuadros.

- Ya está, es oficial. -dijiste en voz baja mientras te alejabas para admirar tu trabajo terminado.

Analizabas cada pequeño detalle desde la pared pintada, tu cama, las cortinas, tu maniquí y finalmente, los dos cuadros que acababas de colocar. Los contemplaste por varios minutos hasta que sentiste algo tibio caer por tus mejillas hasta perderse al caer al suelo.

- ¿Qué? -estabas confundida pues no sabías cuándo habías empezado a llorar.- ¿P-Por qué estoy...? -te detuviste a la mitad de tu oración y volviste a ver los cuadros, cayendo finalmente en cuenta de la razón.

Narra T/N

- Hermano... -había pasado por tantas cosas los últimos meses que casi no había tenido tiempo de pensar en él y en lo ocurrido.

Esos cuadros. Los recuerdo bien, los pintamos juntos poco después de que empecé la primaria. Estaba emocionada pues por fin habíamos ahorrado lo suficiente como para comprar un pequeño sed de pinturas para nosotros. Los míos habían sido un desastre total pero él me animó a seguir intentando e incluso recreó mi pintura tal y cual yo la quería. Había tratado de olvidarlo, de no pensar en él para evitar el dolor pero era imposible. De una forma u otra, él siempre volvía a mi mente.

- Hermano... ¿Qué se supone que haga ahora? Estoy atrapada y confundida. Ya no sé en quién puedo confiar. -me acerqué a uno de los cuadros y lo retiré para luego sentarme en la cama con este entre mis brazos.- No sé que hacer.

Me aferré al marco como si mi vida dependiera de ello y comencé a llorar en silencio. Era una hipócrita. Todo era mi culpa y encima tenía el descaro de pedirle consejo después de lo que le hice. Comienzo a creer que tenía razón, soy como nuestros padres.

- Perdón, en verdad lo lamento. -alejé el cuadro por temor a romperlo y lo regresé a su lugar.- Prometo que lo compensaré. Voy a proteger a todos como tú me protegiste, así qué aunque suene egoísta de mi parte, protégeme para poder lograrlo.

Mi estómago comenzó a sonar y miré el reloj, ya era tarde y no había comido nada por estar acomodando el lugar. Limpié mis lágrimas lo mejor que pudo y me dispuse a salir a la sala común por algo a lo que hincarle en diente.

Podía sentir algo de ardor en mis ojos pero no era gran problema, solo debía ir al baño a lavarme la cara y nadie lo notaría. Sencillo.

O eso creí. 

Traiciones - [Katsuki Bakugou y  tú] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora