CLEAVED | Terminada

37. Película adolescente

—Te lo quise decir todo, ¡lo juro! —Los ojos de Scott se llenaron de lágrimas—. Pero no pude. Tenía miedo y no tenía idea cómo reaccionarías.

—Deberías habérmelo dicho desde un principio.

—Vivo en una mentira, Grace. He creado tantas personalidades para cada situación que ya me ha saturado todo. Para este punto, ni siquiera sé quién soy. Lo cierto es que mi padre es un narcisista y a mi madre no parece importarle que la pisotee cada vez que él quiera. En el instituto tengo que actuar como el mejor de todos para mantener el estatus y con ello, la beca que tengo. Estoy rodeado de personas falsas, y de alguna manera envidiaba un poco tu vida. Cuando salimos en nuestra primera... Cita, me di cuenta de que eras una persona con la que me siento cómodo y no tenía la sensación de querer ocultarme. Me alegró que a ti te gustara Taylor Swift, al igual que a mí, y cuando regresamos a tu casa cantando las canciones, me sentí feliz.

Relamí mis labios, tratando de tener algo más de tiempo para pensar sobre todo lo que me estaba lanzando. Me había dejado sin palabras, nunca me habría esperado todo lo que él me estaba contando. Tenía el presentimiento de que Scott no era del todo feliz, que había algo en él que no me encajaba completamente.

A pesar de que acababa de hacer algo muy malo, como jugar con los sentimientos de las personas, simpaticé con toda su historia. Quizás era permitir que me haya mentido sin ninguna consecuencia, pero la verdad creía que su situación actual era la consecuencia.

—¿Oliver? —Pregunté con un hilo de voz.

—Me gusta Oliver. Mucho. —Secó una de las lágrimas que se le habían escapado—. Creo que él es la primera persona a la que le mostré mi verdadero ser, por decirlo así. Él me ha apoyado en todo y fue muy paciente a la hora de mantener nuestra relación en secreto, porque temía hacerla pública.

—Espera, ¿ustedes están en una relación?

—Sí. Pero ahora no sé si estamos o estábamos.

—Entonces, ¿por qué accediste a salir conmigo si estabas con Oliver?

—Suena horroroso, ¿huh? —Rio sin gracia—. Ahora soy como el chico popular de las películas adolescentes que engaña al protagonista.

—Quiero escuchar tus razones, Scott —le dije con seriedad.

Me parecía raro que a nuestro alrededor las personas siguieran igual de felices, a mí ya se me había quitado la emoción del momento y ahora, en nuestra mesa, se sentía un ambiente tenso que estaba segura de que se podía cortar con tijeras por lo denso que era. No tenía idea si Oliver seguía por allí, o si seguía en su arbusto, pero también sabía (y esperaba que el chico frente a mí supiera) que yo no era la única que debía recibir explicaciones.

—Nadie sabe que soy gay, ni mis más cercanos amigos lo saben. Estaba sobrellevando la situación perfectamente, hasta que me invitaste a salir. Días antes había escuchado que hablaban de mí en los vestidores, diciendo que jamás me habían visto con una novia a pesar de todas las pretendientes que tenía. Así que cuando me hiciste la pregunta, lo reflexioné rápido y en mi cabeza tenía sentido. De esa manera ya no dudarían de mí y, además, tendría a alguien con quien hablar de plantas.

»Esto era lo que te quería decir, Grace. Estos últimos días me puse a pensar que sería un movimiento muy asqueroso jugar con lo que tú sentías. No lo sé, no quería que sintieras alguna atracción cuando yo sabía que no podría corresponderte. Lo siento. Quería arreglarlo, pero no sabía cómo.

Me puse a pensar en lo diferente que sería la situación si mis sentimientos hacia Scott siguieran siendo igual de fuertes que en un principio, ¿o alguna vez lo fueron? ¿Alguna vez siquiera me gustó Scott o fue cosa de una atracción?