Grace estuvo en mi cuarto.
Estaba completamente seguro de eso por específicamente dos razones:
1) Mi cueva apestaba a vómito. Yo no tenía mascotas entonces no había manera de que alguien —o algo— vomitara. En alguna parte debería estar el origen de ese nauseabundo olor.
2) Mientras buscaba, encontré un aparato prehistórico negro.
Oh si, claro que había estado ahí.
Supuse que había entrado cuando yo estaba en la prueba del taller de informática. La semana pasada había probado en el de matemáticas, era bueno, pero no me apasionaba. Por lo menos no tanto como la informática.
Quería crear videojuegos. Y mis padres me apoyaban, pero sabía que en el fondo no estaban tan conformes con mi decisión. De hecho, cuando les dije que probaría el taller de informática, noté un destello de desaprobación en los ojos de ambos. No es que me importase mucho, claro, después de todo era mi futuro y yo me valdría por mi mismo. Sea jugando videojuegos o no.
Pero si estaba un poco cagado sentir que no lo aprobaban.
Hacía unos días los había escuchado hablando en el salón. Hablaban de mi. Supuestamente yo estaba dormido, pero las ideas de historias, o de personajes, o de gráficos vienen a mi mente en las horas que menos espero y he aprendido que es mejor anotarlo en el momento. Eso de "mañana lo escribo" no sirve, siempre se me olvida escribirlo y esa idea tan genial que se me había ocurrido, se va por la borda.
Estaban peleando, o eso creo porque susurraban. Con suerte pude escuchar unas cuantas oraciones, ninguna de ellas era linda. "Es tú culpa", "se va a morir de hambre", "se decepcionará", "no podrá lograrlo".
No me malentiendan, amo a mis padres. Por lo menos hacían el intento de entenderme, en vez de directamente decirme directamente a la cara que nunca podría lograr mi sueño. Lo que odiaba es que ocupasen mis aspiraciones como excusa para tirarse mierda a la cara. Lo sabía, las cosas entre ellos no iban tan bien como antes, sentía que en cualquier momento la tercera guerra mundial explotaría dentro del salón de mi casa.
Jamás dijeron en voz alta que ya no se amaban, ni siquiera les dijeron a mis abuelos sobre sus sentimientos. Cuando estábamos en otro lado, se comportaban como si se amaran, cuando era una maldita mentira. Todo era una estúpida mentira cuando se trataba de ellos.
Tomé el aparato prehistórico y me acerqué a la ventana para tirar una bola de papel a la lámina de vidrio de mi vecina. La cabeza de Grace salió, tenía el ceño fruncido, supuse que me estaba maldiciendo internamente. Su madre, Olive, nos había sorprendido mientras estábamos en una posición que se podría interpretar de muchas maneras, por supuesto ella sabía que algo como eso no podría pasar entre nosotros porque nos odiábamos. O al menos Grace me odiaba a mi.
Olive me ayudó a levantarme y me acompañó hasta la puerta de mi casa como si fuera mi niñera. Sabía que cuando desaparecí de escena, su madre había inundado de preguntas a Grace y supuse que había pasado un momento muy vergonzoso. Cuando vio la sonrisita que tenía en mi rostro, la arruga que tenía en su frente se profundizó aún más.
—Creo que encontré algo que te pertenece—anuncié y levanté el teléfono para que lo viera, su cara palideció en un parpadeo. Me encantaba eso de ella, que pudieras ver lo que estaba pasando por su mente con solo mirar las facciones de su fino rostro.
Sabía que en ese momento estaba pensando algo como "estoy jodida"
—¿Quéééé?—alargó la "e" más de lo necesario y su voz estaba más aguda de lo que normalmente era. Carraspeó—. No sé qué es eso o a qué te refieres.
Si, claro que no sabía a qué me refería. Desde mi ventana —que serían unos ocho metros hasta la suya— podía ver que su frente se había perlado con sudor.
—Ah, bueno entonces no te va a molestar que...—el teléfono comenzó a vibrar en mi mano. Bingo. Mi sonrisa se transformó en una maliciosa. Grace al darse cuenta de lo que estaba a punto de hacer, sacó la mitad de su pequeño cuerpo por la ventana, como si con eso pudiera alcanzarme.
—¡Ni se te ocurra contestar esa llamada!—levanté mis ojos de ese confuso teclado para mirarla— Estás invadiendo mi privacidad.
—Tú invadiste mi privacidad, todo mi cuarto huele a mostaza y a vómito, es asqueroso— una risilla burlona salió de mis labios. Quizás podría lograr que me dijera qué era lo que había dejado en mi habitación— ¿Qué fue lo que comiste?
—Yo no vomité fue...—se dio cuenta de lo que estaba buscando—...No te voy a decir. Pero hablo en serio. No contestes esa llamada o...—
—¿O qué?—desafié.
—O me tiro por esta ventana. Te va a quedar como cargo de conciencia, así que mejor piensa bien lo que estás a punto de hacer—No se iba a tirar por la ventana. Por supuesto yo detestaba la idea de que ella se hiciera daño, pero no se tiraría de la ventana. Estaba 90% seguro.
Así que contesté sin mirar el nombre de quien estaba llamando.
Una voz masculina inundó mi oído.
—Hola, hermosa, ¿Cómo estás?
¿Qué carajos?
No era la voz de un hombre mayor, de hecho, sonaba como alguien de nuestra edad. Eso hizo que mi sonrisa desapareciera y que una gran arruga se instalara en mi frente.
Les voy a ser honesto y directo. Me atraía Grace. Mucho. Y era una mierda porque yo sabía que ella me odiaba y quería que yo desapareciera de la faz de la tierra. También sabía que eso era suficiente para que me dejara de gustar, pero no lo hacía, de hecho me atraía muchísimo más y sentía que las bromas eran la única manera de tenerla cerca. Cuando le mencioné lo de la tregua, estaba hablando en serio, estaba cansado de que ella me odie.
Aclaré mi garganta antes de responderle al tipo detrás del teléfono.
—Hola—me sorprendió lo profunda y seca que sonaba mi voz—. Gracias por el cumplido.
El de el otro lado de la línea rio y ese sonido me enojó. ¿Eso era estar celoso? Momento. ¿Por qué lo estaba? Grace no era nada mío y tampoco lo sería. Entonces ¿por qué? Ese chico no me había hecho nada y ella podía hacer lo que ella quisiera. Por más que tratara de convencerme de eso, ese pincho en mi corazón no se iba. Detestaba la adolescencia.
—Perdón, amigo, soy Charlie.
—Lucas—me presenté.
—Ese cumplido iba para Grace. ¿Está por ahí?
—Está justo enfrente de mi ventana—traté de sonar lo más racional posible.
—Ohhh, ¿cómo no lo había notado antes?—se preguntó— Tú eres el vecino. Ya entiendo, ya entiendo. Gracie habla mucho de ti.
Gracie.
Momento.
Momento, momento.
—¿Qué?—estaba desconcertado.
—Creo que no debí hacer dicho eso—murmuró Charlie por lo bajo, aun así lo escuché—Eh... ¿me la puedes pasar? Es que... eh... mi gato acaba de morir y... necesito apoyo... eh... moral.
Mentira.
Reconocía las mentiras a kilómetros de distancia.
Combatí una sonrisa, le respondí un "Claro" a Charlie y lancé el teléfono de vuelta a Grace. Cuando aferró el aparato con sus manos, me miró de una manera que congelaría a cualquiera, antes de regresar a su cuarto y cerrar la ventana con mucha fuerza. Más de la necesaria.
Con que hablando de mi con otras personas, ¿eh?
¿qué les parece? ¿les gustarían más capítulos narrados por Lucas?
nos leemos pronto y los loveo
Lena fuera
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CLEAVED | Terminada
Teen FictionGrace detesta a su vecino. Lo malo es que sus padres y los de él se llevan fenomenal, por lo que tienen que pasar prácticamente casi todos los días juntos. Ahora, ¿qué pasará cuando el destino los junte aún más? Ella tendrá que aprender a convivir...