6. Ganar la lotería

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—¿Probaste en el Chuck e Cheese?

—Si, Molly.

—¿Esa cosa de bolos?

—También.

Estábamos en Day's, nuestra cafetería favorita e íbamos desde que nuestros padres nos dejaban salir solas. Los dueños ya nos conocían y sabían qué era lo que pedíamos todo el tiempo. Molly un milkshake de vainilla y croissant. Val un té y ensalada. June un café y un sandwich con tomate. Y yo, helado de canela, aunque cuando habían nuevos sabores, pedía de esos.

Había pasado toda la semana tratando de buscar empleos, ninguno tenía vacantes, ninguno quería a una estudiante de instituto como empleada. Casi sentía la necesidad de rendirme y después de que Molly hubo nombrado todos los trabajos habidos y por haber, sentía aún más frustración.

—Por Victoria's Secret,—suspiró también frustrada—, ¿fuiste a ver a mi mamá?

Su madre tenía una tienda de vestidos bastante concurrida, fue el primer lugar que visité y ella con bastante delicadeza me había dicho que necesitaba a otro tipo de personas.

—Si.

—Okay,—ella se llevó las manos a las sienes, tratando de pensar en algo— ¿Alguna ayudita, chicas?

June tenía la mirada fija en su celular y movía sus dedos rápidamente por el teclado, tenía una sonrisa de enamorada, supuse que, o estaba hablando con David, o estaba leyendo. Val tenía la cara pegada en las hojas de un libro llamado "estrategias para ser exitoso", mientras comía su lechuga. Al día siguiente tenía un debate con Natalia, la otra candidata para la presidencia estudiantil.

—¿Preguntaste en la biblioteca?—la rubia habló sin despegar su cara del texto.

—Si...—había ido a la biblioteca de la ciudad y me dijeron que no tenían vacantes a no ser que sea voluntaria. Y no podía ser voluntaria, necesitaba el dinero.

—¿En la biblioteca del instituto?— intentó de nuevo Val, aún comiendo su ensalada. Iba a responder lo mismo que las otras veces, pero habría mentido, porque no, no había preguntado ahí.

Me levanté como un resorte y deposité un beso en el cabello de cada una. Fui como una bala hacia la entrada de Day's, tenía que ir al instituto a buscar ese trabajo.

—¡Si ves a Natalia, dile que se prepare mañana,— gritó Val desde su asiento, alzando el libro que estaba leyendo y me guiñó un ojo— porque voy a ser exitosa!

—Soy bastante organizada y tengo memoria fotográfica,—estaba sentada frente a la bibliotecaria, diciéndole todas mis cualidades, ella no me prestaba atención, estaba viendo la pantalla de su computador—, y tengo muy claro el abecedario, sabría muy...

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—Soy bastante organizada y tengo memoria fotográfica,—estaba sentada frente a la bibliotecaria, diciéndole todas mis cualidades, ella no me prestaba atención, estaba viendo la pantalla de su computador—, y tengo muy claro el abecedario, sabría muy bien dónde están los libros que piden.

—¿Cuál es tu nombre de nuevo?—seguía sin mirarme y tampoco parecía sorprendida por todas mis cualidades, lo que hacía que me mordiera el labio inferior con nerviosismo, esa era una de mis últimas opciones (si no es que la última).

—Grace Elizabeth Parisi. Voy en último año y...—

—No se te dan bien las matemáticas, ¿eh?

—¿Qué?—Después me di cuenta de lo que había hecho, mi nombre (y toda mi información) estaba en esos sitios ocultos que tenía el instituto. Y cuando digo que tenían toda mi información, me refería a toda. Por otro lado, ¿por qué siempre me refregaban en la cara que no sabía leer símbolos satánicos? Ya me estaba cansando un poco.— Esto... si, pero puedo aprender rápido, también...—

—No es necesario que sigas hablando, Grace, —dejé caer mis hombros con decepción, ahí se había ido mi última oportunidad—, esta anciana necesita ayuda, el horario es desde las tres hasta las siete.

Cuatro horas de trabajo. En cualquier caso, no me importaba, y la felicidad que me invadió se sintió genial, tenía un trabajo e iba a conseguir mi propio dinero.

Me levanté del asiento, con mis manos en puños, en cualquier momento me acercaba a esa señora y la abrazaba con tanta fuerza que la dejaba sin aire en los pulmones. Algo no muy bueno, considerando el favor que acababa de hacerme.

—Muchas, muchas, muchas gracias, señora.—Apenas podía hablar normal, estaba muy feliz y ya quería compartirlo con mis papás y mis amigas.

—Tucker, señorita Tucker— corrigió.

—Gracias, señorita Tucker. —No pude contener el sonidito de felicidad que se escapó de mis labios.

Le hice una reverencia, que cuando me di vuelta y dirigí a la salida, me di cuenta que había sido muy estúpido de mi parte. Tonta, tonta, tonta.

Como estaba perdida en mis pensamientos —para variar un poco—, no me percaté que había alguien al otro lado de la puerta, hasta que salí arrebatadamente al pasillo y choqué con un pecho firme. Al mirar hacia arriba —porque era más alto, más de lo que se veía desde lejos—, me encontré con unos ojos miel observándome.

Santo. Jesús. Del. Pesebre de madera.

Scott McGrath acababa de chocar conmigo. Yo acababa de chocar con Sexy Scotty.

Y vaya que la camisa ocultaba sus fuertes abdominales.

Sentí que mis ojos se agrandaban al reconocerlo y que la sangre se iba a mis mejillas. No pude decir nada. Tampoco dejar de mirarlo. Tenía al chico que me gustaba frente a frente y él me estaba viendo. Scott sonrió al ver mi reacción, y no pude evitar notar los hoyuelos que se le formaban. Tenía hoyuelos. ¿Le causaba gracia mi reacción? Quería que la tierra me tragara, de hecho no, quería seguir teniendo a Scott en frente, ¿Era eso muy stalker de mi parte?

Suspiré notoriamente, hasta olía bien, jugaba baloncesto ¿no se supone que debería oler a sudor? Ew, no, eso era asqueroso. Seguramente parecía estar a punto de derretirme con su presencia.

—Lo siento, Grace, no te vi. —Su voz era dulce, tranquila, música para mis oídos. Y no se me pasó el detalle de que sabía mi nombre, mi nombre. Sabía quién era.

"Por supuesto, van al mismo club" me dijo mi conciencia.

Por supuesto me tomó desprevenida, porque todavía estaba mirándolo hipnotizada. Definitivamente, de cerca era aún más atractivo.

—¿Qué? Oh... no, no fue tu culpa,—mi voz era una octava más alta, me reí nerviosamente y aclaré mi garganta, tratando de mostrarme tranquila y cool, aunque tranquila era lo que menos estaba—, Yo debo disculparme, de verdad que no me di cuenta... Scott.

Su sonrisa se amplió y dio un paso más cerca mío, mi respiración titubeó ¿cómo se respiraba? intenté inhalar y exhalar como una persona normal. ¿Sería extraño si me lanzara encima y lo oliera? Si, total y definitivamente, sería extraño, seguro me demandaba por acoso.

—¿Me das permiso? Tengo que entregar este libro— susurró.

—Si, claro,—no me moví. Él me miraba con expectación hasta que caí en cuenta—, lo siento. Perdón.

Y me fui a paso rápido de ahí. Estoy casi segura de que escuché una pequeña risita de su parte, y, por el Cielo, qué hermosa sonrisa.

Sentía que caminaba encima de una nube, como si recién me hubieran llamado y me hubieran dicho que acababa de ganar la lotería. Porque, cielos, Scott sabía quién era y me había sonreído.

¿Acaso tenía algo de malo ese chico?


¿acaso tiene algo de malo este chico?

¿cuando ven a su crush son como Grace o son más... sutiles?
nos leemos pronto, los loveo
Lena fuera

CLEAVED | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora