Cuando Scott tocó la puerta de mi casa, yo todavía no estaba lista.
Mi madre le abrió y estaba completamente segura de que, en ese instante, lo estaba saturando de preguntas. La vez pasada no había tenido oportunidad de hacerlas, así que sabía que estaba aprovechando estos minutos en los que yo no estaba para controlar la situación.
Por esa razón, me podía los calcetines a toda velocidad, ni siquiera me importó si los tenía bien puestos o al revés.
Quería terminar cuanto antes el sufrimiento de Scott.
Así que cuando estuve lista, bajé tan rápido las escaleras que pensé que rodaría como una bola de nieve cayendo por una colina; gracias al Cielo, eso no sucedió.
Cuando llegué al salón (lugar en donde se escuchaban voces), me encontré con un Scott tomándose un café con mamá. Aquello me sorprendió tanto que me quedé petrificada bajo el marco de la puerta, pasmada. Ella no compartía su cafeína con cualquiera. Saqué la adicción a esa bebida por culpa de ella.
No parecía que hubiese una situación de vida o muerte; de hecho, parecía como si estuviesen pasando un buen rato.
Mamá no tenía cara de querer matar a media población, e incluso estaba papá que, al parecer, contaba un intento de chiste. Si alguien me preguntaba de dónde había sacado mi humor tan terrible, la única respuesta era de mi padre.
Al notar mi presencia en la habitación, papá me sonrió y me invitó a sentarme en la misma mesa que ellos, como si yo fuera la visita y no su propia hija. No es que me molestara que a ellos les cayera bien Scott, era el mejor de los casos, aunque era tan bueno que ni siquiera se me habría ocurrido esa opción.
Cuando Scott me vio se levantó y, sutilmente, me dio un repaso de pies a cabeza. Me había puesto un suéter de lana (nada parecido al de navidad) de color blanco y mis jeans eran oscuros. Había procurado llevar algo abrigado, ya que era invierno y nosotros estaríamos en el exterior caminando por alguna parte. Él parecía fresco como una flor, tenía un aspecto recién salido de fábrica y se veía genial, traté de no mostrar signos de que estaba a punto de babear en frente de mis padres. No hubiese resultado muy adecuado, la verdad.
Ese fue mi primer pensamiento, el segundo fue realmente preocupante: ya no se sentía igual. Y el tercero fue solo un nombre, Lucas.
Por supuesto que me sentía atraída por Scott, era guapísimo y parecía que tenía la lista completa con todos los estándares de belleza masculinos, pero era solo eso. Atracción.
Quise silenciar esa pequeña alarma que comenzó a sonar en mi cabeza, porque quería disfrutar de esa cita y darme cuenta de mis verdaderos sentimientos no lo iba a impedir.
—¡Grace! —Saludó Scott—. ¿Cómo estás?
Además era amable y educado, también era el capitán del equipo de básquetbol y parecía que a mis progenitores les caía bien, ¿por qué me gustaba más mi vecino que él? Es que no podía creerlo.
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CLEAVED | Terminada
Teen FictionGrace detesta a su vecino. Lo malo es que sus padres y los de él se llevan fenomenal, por lo que tienen que pasar prácticamente casi todos los días juntos. Ahora, ¿qué pasará cuando el destino los junte aún más? Ella tendrá que aprender a convivir...