34. Piedras en el camino

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Me encantaba el hecho que un día antes de Nochebuena estaba trabajando en el proyecto de psicología

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Me encantaba el hecho que un día antes de Nochebuena estaba trabajando en el proyecto de psicología.

Obviamente eso es sarcasmo.

Realmente no me encantaba la idea de que tenía que hacer ese proyecto durante las vacaciones, pero debía admitir que podría ser peor, por lo menos mis compañeros de equipo sí aportaban y no tenía que hacer todo yo sola, lo cual ya me había pasado y no era muy agradable.

Así que estaba agradecida con Oliver que, en ese momento, estaba desparramado en el sofá de mi casa poniéndose en el papel del señor Croissant, mientras leía el informe que él había escrito sobre el trastorno de la personalidad que nos habían asignado.

Desde las primera sesión tenía sospechas y, aunque había pasado toda la semana pasada con Lucas, no habíamos hablado de ese trabajo en ningún momento, entonces no sabía cuál era su opinión al respecto y a Scott no podía preguntarle porque era hacer trampa.

—Entonces... ¿Cómo te fue en la nieve? —preguntó con interés el chico.

—No sé a lo que se refiere, señor Croissant.

—¡Vamos, Grace! Pasante toda la semana fuera y no me has querido contar nada. Suelta el chisme.

Me reí cuando dijo eso, Molly me había dicho exactamente lo mismo.

—No hay mucho que decir, la verdad —jugué con mis dedos en el regazo. ¡Mentira!

Siendo muy honesta, me hacía sentir mal mentirles en la cara. Nunca había sido de esas personas que ocultaban todo a sus amigos, era muy transparente y no tenía secretos con ellos. Pero de un día para otro... Lucas se había transformado en mi secreto y no sabía por qué no quería que los demás se enterasen.

¿Me daba vergüenza? No.

Entonces, ¿por qué?

—No te creo, —insistió Ollie.

No tenía ninguna razón válida para no decirles, ¿por qué debería de ocultarles eso?

—Está bien. Conocí a varias personas —con eso, Oliver se acomodó en el sillón, como si fuese un niño pequeño esperando escuchar una historia para dormir—, Sofía era la hija del dueño y era genial, tenía una banda con Hannah, que era la bajista, Garrett, que era el baterista (y el novio de Hannah) y también estaba Leah que era misteriosa, pero ese tipo de misterio que te dan ganas de conocer, por último, estaba Jaime, era muy extrovertido y gracioso. —Silencio—. Ah, y Lucas y yo nos besamos.

Boom.

En mi defensa, la sutileza no era una de mis cualidades. Quizás debería aprender a decir las cosas de una manera menos abrupta, pero bueno.

Primero, Oliver no pareció captar bien mis palabras porque lo que me dijo fue:

—Fantástico.

CLEAVED | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora