32. Experimento químico

5.9K 343 191
                                    


Si antes me había costado un mundo cerrar la maleta, ahora me estaba costando una galaxia.

Quién diría que los souvenirs ocupaban tanto espacio.

Papá y mamá corrían por todas partes porque, oh sorpresa, la alarma no había sonado y ahora estábamos llegando tarde. ¡Ni los Glenn se habían despertado! En un principio, estaba tranquila, pero mientras los minutos pasaban y veía las manecillas del reloj avanzar, el estrés que sentían mis progenitores se me estaba contagiando.

¡Cielos! Parecía que todo estaba saliendo mal en ese viaje.

Bueno... no todo fue tan mal...

—Hola.

Me sobresalté y solté el cierre de la maleta, lo que hizo que se volviera a abrir y tuviera que empezar todo ese complejo viaje de nuevo, o también llamado: cerrar mi maleta. Quizás debería conseguir una más grande.

Al voltearme hacia la voz, me encontré con un Lucas apoyado en el marco de la puerta despreocupadamente.

Mi corazón dio un vuelco. Ninguno de los dos había hecho el amago de hablar sobre ambos... incidentes.

Digo, tampoco es que hubiera mucho de lo que hablar, nos habíamos besado y no tenía por qué ser tan dramático, era lo que hacían los adolescentes a esa edad, ¿no? Aun así...

—Me asustaste —dije con un hilo de voz. No podía evitarlo, su presencia me afectaba de una extraña (muy extraña) manera. Como si no tuviese control del latido de mi corazón o de mi respiración, simplemente todo se aceleraba y aumentaba, era como un golpe de electricidad que me recorría de pies a cabeza.

—Lo siento, —dijo, sin subir mucho el volumen de su voz.

Tragué grueso. ¿Cómo llevaba esa conversación sin que fuera tan incómodo? Mejor pregunta: ¿Cómo hacía que eso fuera lo menos incómodo posible? No tenía idea. Mordí nerviosamente mi labio inferior.

Hacía tiempo que el silencio entre nosotros era incómodo, pero en ese momento, sí lo era, y no sabía qué hacer, si seguir ordenando mi maleta como si él no estuviera ahí o tratar de seguir hablándole. De todas maneras, Lucas no parecía tener muchas ganas de irse de mi habitación, pero si él tenía algo que decirme, más le valía que lo hiciera pronto.

—¿Ya... —aclaré mi garganta— empacaste todas tus cosas?

—Sí —silencio—. Veo que necesitas ayuda, —señaló con la cabeza mi maleta que había explotado como espuma en un experimento químico.

—Oh, no está bien. Yo puedo hacerlo. —Sacudí mi mano para mostrarle que no tenía mucha importancia y volví a enfocarme en la cosa rosa que estaba desparramada en mi cama.

—No creo que esté del todo bien. —Lucas apareció a mi lado y me intentó ayudar con el cierre, al acercarse, su mano rozó con la mía y yo me estremecí y me alejé un paso.

Él no pareció darse cuenta de mi reacción, porque siguió con mi misión que se había convertido en suya. Me quedé unos segundos mirándolo con los ojos muy abiertos.

Por más que tratara de convencerme, jamás podría creer que había sido capaz de besarlo. La primera vez cabía más en mi cabeza, porque había sido culpa de la botella, pero la segunda vez... ¡No tenía ninguna excusa! No había nada que justificara el porqué, solo había pasado y bueno, debía admitir que era muchísimo mejor que mi primer beso, por lo menos Lucas no me había dicho que era gay y que solo se había acercado a mí porque le había dado pena.

CLEAVED | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora