43. Futuro cercano

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—¿Cuánto te están ofreciendo?

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—¿Cuánto te están ofreciendo?

—Me quieren pagar...

—No, ya escuché. Era una pregunta retórica —Su tono de voz aumentó una octava en la última palabra antes de abrazarme con mucha fuerza— ¡Me siento como si acabase de ganar la lotería!

La emoción de Tyler era contagiosa y hubo un segundo en el que sentí que no estaba el nivel de emoción que debía estar. Es decir, Tyler se veía más feliz que yo y eso me destartaló un poco.

Lo cierto es que no me había sentido muy yo últimamente. Más bien, me sentía en modo planta.

Las ganas de bromear y ser extrovertido se habían ido de mi cuerpo y lo único que quería hacer era quedarme dentro de mi mundito, estaba atrapado dentro de mi cabeza.

Tyler se había dado cuenta de eso y a veces me lanzaba unas miradas de pena, pero no quería que se sintiera triste por mí.

Me estaba lanzando una mirada de esas en ese momento. Su sonrisa se había resbalado casi completamente de su rostro y me observaba de arriba a abajo, como si buscara alguna herida en mi cuerpo.

—Estoy bien, Tyler.

Él no respondió, sabía que no me creía, pero aun así volvió a sonreír antes de exclamar.

—¡Felicidades por esta oportunidad!

—Todavía no acepto la propuesta.

Era lo que más quería, pero todavía no aceptaba la propuesta porque no tenía muy claro lo que me depararía el futuro en el entorno familiar, ni tampoco sabía bien cómo lidiar con eso.

—Da lo mismo.

Y me dio otro fuerte abrazo, aunque también sabía que no era por el tema de Games Diary.

Las siguientes dos horas las pasé con él. Tyler hablaba y yo escuchaba. En un momento decidimos sentarnos en el árbol que se encontraba a un lado de mi ventana y comenzamos a balancear los pies en el aire. Después de unos minutos decidimos subir algunas cosas para comer.

Me contó todo lo que había hecho en las vacaciones, las canciones con las que se había obsesionado y los últimos chismes de los que se había enterado. De vez en cuando me logró sacar una risita, lo cual agradecí bastante. Nunca insistió en que le respondiera o dijera algo de vuelta, dejaba que solo lo escuchara.

—Y después está lo de Val...

—¿Quién? —Me llevé una papa frita a la boca.

—La conoces —Él apartó la mirada mientras masticaba un Dorito.

—¿Val? ¿La amiga de Grace?

—Es la única Val que conocemos –Se alzó de hombros de manera indiferente, aunque me percaté que estaba algo nervioso. Curioso.

CLEAVED | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora