44. Montaña rusa de emociones

216 20 8
                                    

Acababa de cometer una muy mala decisión

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Acababa de cometer una muy mala decisión.

La sensación térmica era de casi -30 grados y yo solo había salido con una sudadera. Bueno, quizás -30 grados era una exageración, pero sí hacía tanto frío que me calaba hasta los huesos. Además, que en lo alto llegaba aún más brisa congelada.

Estaba en el tronco que separaba mi ventana de la de Lucas, ¿por qué? Porque luego de grabar la última escena del cortometraje de Bryn y Logan, él se acercó a mí y me dijo "en el tronco, a las ocho" así sin mayor explicación. Por lo que dicho y hecho, fui al tronco a las ocho de la tarde de ese mismo día.

No voy a engañar a nadie diciendo que no estaba nerviosa, tronar mis dedos cada tres minutos y mi sudoración espontánea discrepaban bastante. Lo cierto era que no tenía muy claro lo que quería decirme, tampoco es que me dijera mucho indicio de qué se trataría este encuentro.

Sin embargo, una parte de mi cerebro (la más insegura) me decía que me confesaría que no le gustaba y que prefería alejarse de mí para no seguir dándome esperanzas. Mientras que la otra parte argumentaba que era imposible que me dijera eso por lo que había sucedido ese mismo día mientras grabábamos: mejor dicho, había una tensión palpable cuando nuestras miradas chocaban o en esos toques involuntarios con los que fingía que no se me aceleraba el corazón. Creo que él también era capaz de percatarse de aquel pequeño gran detalle.

Y luego yo... dije algo fuera del libreto.

Realmente no sé qué fue lo que me sucedió en ese momento, solo sé que quería decirlo y las palabras salieron amontonadas por mi boca antes de que pudiera atraparlas. Y no creo que las personas ahí se creyesen el hecho de que había sido porque estaba muy en personaje.

Por lo que ahí estaba, con mis pies colgando sobre el suelo esperando a que mi vecino se dignara en aparecer. Nunca admitiría en voz alta que cada diez segundos revisaba mi celular para ver el pasar de la hora. ¿Por qué cuándo quieres que el tiempo pase rápido pasa lento y cuando quieres que el momento nunca termine pasa inexplicablemente rápido?

Cuando era pequeña creía que existía un Señor Tiempo, básicamente un ser superior con forma de humano con una personalidad maliciosa, al que le hacía gracia ver cómo los humanos se quejaban del paso del tiempo, algunas veces rápido, algunas veces lento. El Señor Tiempo era capaz de aumentar la velocidad solo con el fin de fastidiar a las personas. Debo admitir que hubo bastante tiempo en el que le eché la culpa a ese señor por el hecho de siempre llegar tarde a todos lados, está de más aclarar que nadie nunca me creía.

—Toc-toc —me sobresaltó una voz a mi izquierda.

Un rostro inundado en pecas apareció al otro lado de la ventana y decir que se bajó un poco la presión es poco.

—Cielos, me asustaste —dije con una sonrisa.

—Lo siento —Lucas salió de su ventana y caminó con cuidado por el tronco hasta sentarse justo a mi lado—. Hola, Grace.

CLEAVED | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora