2. Literalidad

13.5K 668 299
                                    

Se empezaron a escuchar murmullos en la sala y yo no sabía dónde mirar. Tal vez debería haberme hundido en mi asiento o, simplemente, haber salido de esas cuatro paredes. Quise tener el gorro de los Yankees que ocupaba Annabeth en Percy Jackson para hacerme invisible e irme de la sala sin que nadie se diera cuenta..

—Muy bien, Lucas. Puedes tomar asiento— Ni siquiera me di cuenta cuando él dejó de hablar. Lucas ya no estaba en frente, solo la señora Stuart— Vamos a hacer una prueba, solo para saber qué se acuerdan del curso anterior. Por ejemplo... Parisi, ¿Qué fue lo que vimos?

Lentejas.

¿Ven? Yo les dije que siempre me preguntaba, no sabía por qué tanto odio hacia mi humanidad y siendo completamente honesta, no tenía ni la menor idea de qué es lo que habíamos visto. Solo recuerdo un par de símbolos satánicos que se entremezclaban y confundían a las pocas neuronas que me quedaban.

La voz de Lucas-el-perfecto rompió el silencio que había dejado. Si, digo perfecto porque mis papás lo adoraban, decían que es muy amable y siempre estaba dispuesto a ayudarme en matemáticas, sin embargo, solo era así cuando estaban cerca y eso me enfurecía.

—En efecto, Lucas, —¿Acaso solo a mi me llamaba por mi apellido?— parece que los alumnos nuevos saben más que los antiguos.

Oh, si. Eso era una indirecta muy directa hacia mi.

Stuart siguió hablando sobre la prueba —tortura— que íbamos a hacer ese día, aunque en mi cerebro, mis neuronas ya estaban bailando salsa. Pero, gracias al Cielo, un sonido agudo y molesto llenó el ambiente del salón. Los altavoces.

—Buenos días, alumnos —era la voz del director—. Bienvenidos a este nuevo ciclo escolar. Como es el primer día, hago este llamado para que todos los cursos vayan al gimnasio para poder dar una información.

La señora Stuart siseó molesta. ¿Eso significaba que no haríamos el examen?

Mis compañeros se comenzaron a levantar apresuradamente, parecía que no era la única que quería salir de esa sala lo antes posible porque un montón de gente se acumuló en la salida. Traté de buscar la melena rubia de Val entre el cúmulo de gente, cuando la encontré, me dispuse a seguirla, pero alguien tomó mi codo.

—Anda, hola, qué sorpresa verte aquí,—y ahí estaba, mi molesto vecino.

—¿Por qué no me dijiste?— me solté de su agarre y me volteé para enfrentarlo.

—Oh, ya sabes. No se dio la oportunidad— metió sus manos en sus bolsillos y se alzó de hombros.

¿Qué no hubo oportunidad? Mentiras, mentiras y más mentiras.

—¿Qué? Pero sí...—Intenté hablar, pero me tuve que callar porque alguien más lo hizo.

—Camina, Parisi. Vas a llegar tarde, como siempre— Me regañó la profesora Stuart y pasó por mi lado.

¿Y Lucas qué? Él también estaba conmigo y no le dijo nada. Abrí mi boca para responderle, pero al parecer a la gente le gustaba interrumpirme.

—Ya sabes, Parisi, camina—Lucas hizo el mismo recorrido que la profesora. Dijo mi apellido en un tono tan molesto que empecé a seguirlo. Claro, mis piernas cortas no me acompañaban. Él avanzaba un paso y yo tenía que dar seis. Casi podía sentir la sonrisa burlona en su tonto rostro.

—¿Qué haces aquí?—le pregunté cuando llegué a su altura, no me equivoqué, sí tenía una de esas sonrisas en su rostro.

—¿Ahora mismo? Hablando contigo—ni siquiera se dignó a mirarme, tuve que esforzarme el doble para poder buscar su mirada.

CLEAVED | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora