La Reencarnación de Pandora (Serie Veneno sobre ruedas II)

Se terminó la paz...

Pov Pandora:

¿Nunca han sentido que todo está demasiado pacífico y que, en cualquier momento, todo explotará por los aires? Pues así me siento yo en éste preciso instante. Han pasado días desde el último incidente y, contrario a lo que estoy acostumbrada, que haya tanta paz me pone nerviosa. Quizás porque sé que tenemos enemigos y que, el hecho del silencio, no implique que ya no estén, sino todo lo contrario. Pondría mi mano en el fuego por el hecho de que están planeando muy cuidadosamente su siguiente movimiento y, definitivamente, no va a ser nada bueno para nosotros. 

No puedo dejar de tener ésta sensación que me dice que esté atenta, en alerta, que solo es cuestión de tiempo para que se cumpla mi pronóstico... Me guste o no.

La vigilancia sobre Devon no ha traido muchos datos útiles, prácticamente no hay nada en el sistema de su empresa que tenga alguna relación con su hermano o nosotros, cosa que en realidad esperaba, debido a que siendo tan inteligente como aparenta ser, sería tonto de su parte tener esas cosas en algún sitio donde cualquiera podría alcanzarlo, y en cuanto a la mujer desconocida que lo ha visitado, no ha tenido muchos encuentros con él. Según los informes, solo ha ido una o dos veces en éste último tiempo y seguimos con su identidad desconocida debido a que, como las veces anteriores, su rostro estaba oculto. 

En pocas palabras, no tenemos nada y, la verdad, es que se vuelve frustrante, sobre todo para alguien como yo que no soporta estar en la nada, no tener noción alguna del peligro que me rodea, aún sabiendo que es obvio que está por ahí. 

La verdad es que ni el sexo con mi demonio me ha relajado, y él lo notó. Hasta hizo la broma de que, o estaba perdiendo el toque o bien se sentía herido en su "orgullo de macho" pues no estaba realmente prestándole atención. 

Me hizo reír, eso sí, mas sé que él está igual. Tampoco le gusta que haya tanta tranquilidad cuando sabemos que tenemos al enemigo al acecho, y está igual de preocupado que yo por éste silencio que nos rodea...

Esto nos mantiene en alerta, a todos, no nos permitimos bajar la guardia porque sabemos que eso puede ser que sea lo que quieren, o quizás al contrario, quieren que estemos así para torturarnos, para mantenerlos al vilo. ¿Qué es peor que que te ataquen? Que no lo hagan, sabiendo que en cualquier momento podría pasar, y no saber realmente cuándo, manteniéndonos con los pelos de punta y caminando de puntillas para que nada pueda sobresaltarnos. En pocas palabras: estar tal y como estamos ahora. 

Con cansancio por estar comiéndome la cabeza sobre todo éste tema, dejo los papeles sobre mi escritorio y me froto la cara con las manos, pasándolas por detrás de mi nuca para masajearla suavemente e intentar quitar un poco de la tensión de los músculos de la zona alta de mi espalda. Siento que tengo todo hecho de piedra. 

-¿Contracturada?

La voz de mi demonio me hace alzar la mirada y me encuentro con la sonrisa ladeada de mi ojirojo, el cual está apoyado contra el marco de la puerta de forma relajada. Como lleva una musculosa bajo el chaleco, puedo ser testigo perfectamente de cada línea de tinta y músculo marcado e hinchado por el peso que suele alzar en su entrenamiento diario, haciendo que casi quiera ronronear: ¡qué bueno que está el desgraciado! 

Siempre me atrajeron los tipos con buen físico, que cuidaran su cuerpo y, de preferencia, que lo tuvieran marcado, pues me encanta reseguir cada depresión y elevamiento que poseen. 

-La verdad un poco, sí. 

-Quizás podría ayudarte un poco.

No respondo, simplemente lo veo acercarse a paso tranquilo hasta colocarse a mi espalda y, lo siguiente que sé, es que sus firmes y gruesos dedos han hecho a un lado la parte superior de mi chaleco y de la remera, la cual es de cuello amplio, y se han puesto a trabajar en mi carne endurecida, la cual chilla tanto de gusto como de dolor en cuanto la presión sobre ella aumenta.